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El verano escribiendo, anticipando el temido pitch, maldiciendo esta industria que premia antes las dotes de persuasión que la verdad de una historia. Pero también disfrutando el último empujón a la escritura y su síntesis gráfica, las charlas con mis tutores y otro par de coachs —más especializados en los discursos de venta—, que me ayudaron con impresionante precisión a encontrar el equilibrio entre contar el proyecto como un producto atractivo y dejar ver también sus emociones profundas. Qué distinto es defender una historia propia, yo que pensaba que lo sabía todo de contar películas.

Por fin pasada la gran entrega veo IsLABentura 2025 como un perfecto diseño. Es muchas más cosas que un laboratorio de escritura; es un túnel de lavado por el que, además de los tics inevitables que se vuelcan en un guion, se van sacudiendo la vergüenza de hablar con la prensa, la pereza del networking, la soberbia que da crear un mundo propio e incluso el miedo a la cara de no ganador en una entrega de premios, porque hasta en eso este laboratorio es un campo de juego para adquirir las destrezas del oficio.

Yo he ganado en IsLABentura la satisfacción de desarrollar a fondo una historia y de salir airoso de la presentación; el intercambio de neuronas con tantas personas que aparecieron de repente para escuchar nuestros proyectos y comentarlos después; el tiempo compartido con la tropa de participantes (qué TALENTO y qué buen compañerismo).

Me llevo, muy especialmente, el haber hecho crecer al pequeño gran López de la mano de Gianma Serra e Isabel Herguera, dos mentes espectaculares y, encima, medalla de oro de los seres humanos. Gracias, gracias, gracias.

Por supuesto, de IsLABentura me queda un vínculo nuevo con las Islas Canarias y todas sus maravillas. Vivan Binter, Lanzarote entero, el loco Manrique, el barrio de Vegueta, el queso asado y las puestas de sol de La Palma, y viva el pedazo de equipo que nos cuidó desde el minuto uno e hizo que todo funcionase «como un reloooj». GRACIAS una vez más.

Y ahora, a seguir los pasos de López en su disparatada búsqueda del factor marino.