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Esa es la palabra que mejor define para mí los últimos días de esta edición de IsLABentura. Yo embarazada de 36 semanas, sin saber si podría volar a Lanzarote. Mi entorno preocupado con que fuera, yo empeñada en ir… Me recuerdo llegando al aeropuerto y sintiéndome como la protagonista de una peli tratando de sortear a las autoridades… ¡Y al fin llegando a la isla! La ilusión que me hizo reencontrarme con el grupo no tiene nombre. Y es que ha sido tan bonita la experiencia que me hubiese dado muchísima pena perderme el final. Y menos mal que no lo hice porque lo que nos tenían preparado era emocionante.

Empezamos por ir a plantar árboles al Bosquecillo de Haría. Una acción de reforestación para compensar parte de la huella de carbono que genera la industria. Una idea de María José que me pareció preciosa. Y además cada uno de los árboles que plantamos tenía que ver también con nuestros proyectos. Estaba en ellos el deseo de que florecieran a la par. Por la tarde tuvimos el último repaso de nuestros pitches, guiados por nuestro tutor de Pitch, el súper inspirador Guillermo García Ramos. Y aunque la cosa fue bien, nos entraron inseguridades a casi todos. ¡Cómo no! ¡Al día siguiente presentábamos el fruto del trabajo de estos meses a productoras y cadenas! ¡Ay! ¿Y qué pasó? Pues algo 100% el espíritu de IsLABentura: Que nos ayudamos, animándonos, dándonos consejos, incluso colándonos en las habitaciones para currar un poquito más por la noche… Y es que una vez plantas un árbol con un compañero, no te separa de ese compañero ni Dios.

Y llegó el temido día de los pitches. ¡Estábamos tan nerviosos! Pero Bea Arias, nuestra querida Bea Arias, rompió el hielo. Y recuerdo que le salió tan bien que me emocionó. Y creo que un poco nos pasó a todos. Y eso nos impulsó. Porque a partir de ahí cada uno fue contando su historia de manera genuina, mostrándose tal cual era. Y me sentí afortunada de haber estado rodeada de gente tan talentosa, de poder estar allí escuchándoles y disfrutándoles. Disfrutando también de mi propio pitch, sintiéndome arropada por ellos… La verdad que fue una experiencia preciosa. Y también el encuentro con los profesionales de la industria que se mostraron atentos, interesados, cálidos. ¡Jo, es que toda la atmósfera de IsLABentura invita a sacar lo mejor, la verdad!

Y aún nos quedaba la excursión a Timanfaya, lunar, mágica, maravillosa. Y sobre todo… La gala final en un lugar de ensueño: los Jameos del Agua. Esa noche celebramos el cierre de esta edición de IsLABentura entre piedra y cielo, en una gala muy divertida en la que hubo premios, risas, alegría, baile hasta las tantas y mucho, mucho amor hacia los tutores que nos han acompañado tanto y tan bien, hacia María José, Lorena y Natacha, organizadoras de toda esta maravilla, hacia todo su equipo y hacia los compañeros. Todos ellos gente buena que te apoya, que se alegra por ti, que de verdad espero que siga en mi vida porque creo que ése es el mayor regalo de la gran aventura que ha sido IsLABentura: Formar parte de esta nueva familia.