Después de vivir varias aventuras en el Hierro, nos quedaba la etapa más aventurera de todas… ¡empezar a escribir!
Como habíamos cambiado de isla teníamos que pensar en una historia nueva, pues al principio se centraba en Lanzarote, pero luego cambiamos la localización por El Hierro. Sin embargo, rápidamente se nos ocurrieron un cúmulo de historias de terror que podíamos contar en esta nueva isla.
La primera tutoría con Virginia Yagüe, la realicé en solitario pues mi pareja, y coautora, no pudo asistir. En esta primera reunión dejamos claro que teníamos que enfocarnos en la escritura del guion del piloto.
Mi pareja y yo nos pusimos manos a la obra, y empezamos nuestro proceso para crear una historia:
Primero hicimos una lluvia de ideas mientras paseábamos a nuestra hija de 11 meses por la avenida marítima de Sitges. Ver la mar nos ayuda a inspirarnos y mantener una mente creativa.
Luego empezamos a escribir bocetos de cómo podrían ser los personajes, el relato, el tipo de terror…
Y finalmente escribimos como sería la historia de principio a fin. Tras este proceso, solo quedaba lo mejor ¡escribir la sinopsis!
La segunda tutoría la pudimos hacer los tres juntos, ¡hija incluida! En esta segunda reunión corregimos los fallos de la primera sinopsis y Virginia Yagüe nos mandó los deberes de escribir una segunda versión de la sinopsis y empezar ya con la pre-escaleta.
Por lo que ahora nos encontramos centrados en pulir los detalles y llevar a cabo la escaleta. Ahora el corcho de nuestra casa, dónde apuntamos todas nuestras historias, está repleto de post-its que ordenan las escenas del episodio.
Poco a poco vamos dando forma a nuestro relato, con las ansias de verlo finalizado, pero con la paciencia de perfeccionar todas sus pinceladas; para así acabar con un proyecto profesional que deslumbre por sí solo.