Querido diario,
He superado ya la primera etapa de IslaBentura, y sigo sin creerme del todo que me hayan seleccionado. A mí, un muchachito confuso de Casablanca III, que liaba a sus colegas para grabar videos y proyectarlos en clase.
¿¡Qué coñ* hago YO aquí?
Este es un tema recurrente en mi vida, el Síndrome del Impostor. Desde que tengo algo de “éxito”, en cualquier ámbito, disocio de mi persona y siento que soy un espectador viendo mi vida pasar, teniendo la sensación constante de que estoy mintiendo a todas las personas. A mis compañeros de laboratorio, a mi tutor, a mis amigos, a mi familia, y a tí, querido lector.
Y no es solo que sienta que os miento, es aún peor, tengo el miedo constante de que en algún momento lo puedan descubrir.
Por lo que ya que nos han pedido que escribamos un diario sobre nuestro paso por IslaBentura, quiero que sean testigos en tiempo real de cómo evoluciona mi Síndrome del Impostor. De hecho, admitimos apuestas. No te cortes.
Dicen que me voy, dicen que me voy,
Para la Gomera.
Dicen que me voy, dicen que me voy,
Y en este caso, si te llevo.
Así que prepárate para que comience a contar mi odisea por esta isla llena de ermitas, iglesias y fiestas de pueblo. Odisea para la que he tenido a los mejores compañeros de armas: Isa y Alex. Bueno, y no me quiero olvidar de Juan Carlos, nuestro guía, que es lo más cercano a un Macgyver gomero que existe. Lo mismo se conoce todas las ermitas de la isla y sus tradiciones, que una empresa para transportar pasajeros en drones. Increíble.
A todos ellos les estoy terriblemente agradecido por soportar rutas en las que sinceramente pensé que perdíamos la vida y por soportarme a mí, que no es poco. Pero por ahora, creo que va bien con esta sesión de psicólogo gratuita que acabo de hacer. En la próxima entrada seguiré hablando de la Gomera.
Nos vemos tras las líneas enemigas.
Ale
P.D.: Se viene un álbum de Panini sobre ermitas de La Gomera.
| 