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Laura Pérez GómezProceso Creativo

EL AISLAMIENTO QUE MARCÓ TODA UNA VIDA

EL AISLAMIENTO MARCÓ TODA UNA VIDA

El pasado mes de mayo empezó la aventura; varias fechas marcadas en el calendario desde que supe que mi proyecto ‘Especies distintas’ había sido seleccionado en este laboratorio de guiones. Con la maleta cargada de ilusiones y muchos por-si-acaso -preparada para la fluctuante meteorología canaria-, el día 23 viajé hasta Tenerife, mi primera vez en las Islas Canarias, tierra que por fin pisaba tras años con el pálpito de que tenía que explorarlas por alguna razón que solo ahora entiendo. No son como me las imaginaba, son mejor.

Tenerife fue un lugar de paso por unos días, pero no por ello no dejé de apreciar sutilmente las joyas que alberga el norte de esta isla con mucho sabor latino. Poco más se puede añadir a lo impresionante que resulta el viaje hacia las faldas del Teide, o lo animada y coqueta que es la ciudad de La Laguna, incluso cubierta por una permanente panza de burro. Sin embargo, yo quería pisar pronto La Gomera, pues la magia de esta pequeña isla ya la podía percibir desde allí. Me esperaban tres intensos días en la isla junto a mi compañera, Sara Molina, y nuestra tutora, Virginia Yagüe, -o como yo nos he bautizado, “Gomera’s Team”. Y es que no podría imaginarme mejor equipo para conocer La Gomera, pues estas dos talentosas mujeres han sido además de una grata compañía, un apoyo fundamental durante los días de documentación. Acompañadas por Carlos Pérez Simancas, el hombre que más sabe de La Gomera -y de muchas cosas más- formábamos un cuarteto de lo más peculiar, y estábamos dispuestas a rodear la isla por todos sus puntos cardinales para no perdernos nada de lo que ella nos ofrecía.

La Gomera se abría ante nosotras, para mi un territorio sin explorar. Altas montañas, nubes bajas y curvas infinitas que nos guiaban pueblo por pueblo -Agulo, Hermigua, Valle Gran Rey, Alajeró…-, descubriendo lugares en los que el tiempo se había detenido, o donde, os lo puedo asegurar, avanzaba más despacio. Resulta que los ritmos isleños son distintos, algo que sólo comprendes cuando te embriagas de ese estilo de vida tan sano y envidiable. Resulta fácil adaptarse, y es que esta fase de documentación que propone Islabentura va un poco sobre eso, de conocer el entorno para adaptarse a él, de transformarte en tus personajes por unos días para hacerlos más tuyos, pero a la vez, que la historia sea más de la isla. ‘Especies distintas’ ya pertenece a La Gomera.

Muy bien guiadas por Carlos, exploramos la isla por cada rincón, entre bosques, bancales, playas, desde dentro y fuera de las nubes, conquistando el corazón de la isla y ese Parque Nacional de Garajonay donde llueve de lado, donde tantas leyendas se albergan, de esas que tanto le gustan a mi compañera Sara. ¡Cómo es posible que de norte a sur el paisaje cambie tanto! El verde norte, especialmente Vallehermoso y sus pintorescos caseríos, era nuestro destino principal. Vallehermoso es un bonito pueblo con vecinos encantadores que estaban preparándose para sus Fiestas Lustrales, pero no por ello dejaron de atendernos y mostrarnos con amabilidad las peculiaridades de su isla. Gracias a ellos descubrí los lugares clave por los que pasean algunos de mis personajes; allí estaba el bar, la ferretería, la tienda de víveres, el Roque…

Sin embargo, es en En Arguamul donde sitúo la trama principal de mis personajes para aislarlos de sus propias vidas. Cuando llegamos, no sin dificultades, a este caserío oculto en la zona norte, supe sin duda alguna que mis personajes vivirían allí. Arguamul es ese lugar tan alejado del mundo que sus caminos rezan frases tan bonitas como la que titula este artículo. Y es que si algo define esa zona gomera es el aislamiento absoluto de los pocos habitantes que por allí transitan. Es un lugar mágico, escarpado y rodeado de palmeras, plataneros y viñedos, tan silencioso que solo escuchábamos el cantar de los pájaros y algún que otro silbo gomero. Por momentos fue todo tan real, que hasta pude ver a uno de mis personajes paseando entre bancales camino a la playa -vi a Isora, os lo prometo, estaba allí. Tres días en La Gomera es poco tiempo, pero paradójicamente dan para mucho y fueron jornadas muy constructivas. Entre las cientos de cosas que aprendí, me quedo con una frase muy significativa que resume el espíritu de la isla y, de alguna manera, también el de mi historia; tú puedes irte de la isla, pero la isla nunca se va de ti.

Tras este retiro espiritual cargado de información, experiencias y conversaciones a tres sobre los procesos de escritura de guion, vuelvo a casa cargada de impresionantes imágenes de la isla, de muchas anotaciones que harán mejorar el proyecto (¡gracias Virginia!), de nuevos compañeros y compañeras de batallas y con muchos de los por-si-acaso sin usar. Estoy deseando que llegue julio, marcar de nuevo fechas clave en mi calendario y que ‘Especies distintas’ siga volando.

Laura Pérez Gómez