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En 1893, la isla de La Palma y, en particular su capital, Santa Cruz de la Palma, fue la sexta ciudad a nivel mundial en obtener energía eléctrica tras París, Nueva York, Londres, Barcelona y Madrid. Ya nadie pudo parar el progreso. La Palma había dado un salto tecnológico de indudable valor. Un año después, la luz llegó a La Orotava. En Gran Canaria, en Arucas concretamente, la energía se retrasó hasta 1895. La Isla fue el espejo donde el resto se «miraba» a su ritmo.