
Una de las palabras más aterradoras que podemos escuchar los guionistas es PITCH. Ese mal trago, ese momento en que aparcamos el ordenador, sustituimos el pijama por la chaqueta de los domingos y tomamos el escenario para hacer una defensa pública de nuestro proyecto, vender nuestras ideas y convencer a otros, generalmente productores, de que la historia que tenemos entre manos merece la pena. Intentamos que se enamoren de nuestro proyecto… y de paso también de nosotros.
La mayoría de los guionistas somos introvertidos por naturaleza y eso lo dice una guionista con una cara B que podríamos considerar… especial. Aquí donde me leéis, hice improvisación teatral durante más de diez años, actúo en mis propias obras de teatro e incluso me atreví con el stand up. Y sin embargo, cuando tengo que enfrentarme a un pitching sufro como la que más. Lo paso mal. Sudo. Me tiemblan las manos y temo que mis PowerPoint parezcan muy de los noventa. ¿Cómo es posible? Yo, que perdí el miedo al ridículo hace tanto, que he salido millones de veces al escenario sin guion… ¿Por qué el pitching da tanto miedo? Porque somos mi proyecto y yo ante el peligro. No hay personaje, no hay texto ni dirección, es Almudena la que habla. Es algo PERSONAL que sale de mí y me siento juzgada. En pelotas. Nos vendemos a nosotros mismos como profesionales y lo que nos jugamos no es un aplauso sino un contrato laboral.
Como no podía ser de otro modo, en la segunda semana de IsLABentura Canarias hemos tenido un taller de pitching para preparar la exposición pública de nuestros proyectos, un taller que (creo) todos temíamos un poco pero que fue muy esclarecedor. Uno de los temas a tratar a la hora del café fue, de hecho, la necesidad o no del propio pitch. ¿Deben los guionistas saber hacer pitching? ¿Sería factible contratar a alguien, un actor, para que venda el proyecto ya que es probable que hable mejor que nosotros aunque no sea el autor? Y la más importante de todas, ¿hace realmente un buen pitch que mi proyecto sea mejor? Yo creo que no, pero…
Para mí, un buen pitch es solo eso. He visto casos de compañeros con grandes habilidades sociales para la venta que no son tan brillantes a la hora de escribir; y el caso contrario, guionistas buenísimos que flaquean y sudan sangre a la hora de explicar sus historias. Sin embargo, el sistema actual de venta de proyectos está basado en el pitch y el one page lo que hace que sea el primer tipo de guionistas y no el segundo el que parta la pana en la mayoría de los casos. Qué injusto, ¿y esto por qué? Porque esos guionistas consiguieron que los señores del dinero se leyeran su guion y tuvieron una oportunidad. ¿Da rabia? Sí. ¿Es justo? Quizá no. Pero da igual, esto no se trata de Justicia, se trata de aceptar cómo funcionan las cosas e intentar ser el mejor en nuestro trabajo, pero para eso necesitamos salir del cascarón y que nos conozcan.
Así que adelante con el pitching de octubre. No será fácil, pero sacaremos la chaqueta de los domingos y nos armaremos de valor. Cualquier cosa para que nos lean.

Aquí estoy yo haciendo stand up, preparándome en realidad para el pitching de isLABentura Canarias.