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Su increíble capacidad para escapar de la cárcel (lo hizo hasta en ocho ocasiones entre 1974 y 1995) convirtió a Walter Stürm en un icono de la contracultura suiza durante una época convulsa para el país. Walter se refugió varias veces en La Gomera, donde era acogido por un grupo ‘hippie’. Su forma de vivir, su ostentosidad  (tenía una avioneta, barco, descapotable, etc.)  tuvo un gran impacto en la población de la isla.  Se caracterizaba por ser un hombre bondadoso ya que compartía sus riquezas con los gomeros, lo que hizo que fuera una persona apreciada por la gente con la que tuvo contacto.