Episodio 2
Jeeeeelou nuevamente lectoras y lectores de esa aBentura internacional, intercontinental, trasatlántica e incluso, espacial, ¿cómo les trata la vida?
Yo espero que muy bien, porque su bienestar es mi paz.
Les saludo desde las calurosas tierras caleñas con un inicio muy a lo presentador de partido de fútbol (creo yo, no sé, no veo ese deporte).
Me excuso por la demora en la continuación de este blog, han sido días agitados y, you know, perderse unas semanitas del trabajo sólo se convierte en acumulaciones (TT-TT, suéltenme ya), así que, como lo prometido es deuda, les dije que traería un nuevo título único, particular, rimbombante y sin sentido, como todos los que verán al leerme.
Pues sí, como en la entrada anterior quedé en el aterrizaje en las europas, aquí tendremos la esperada continuación de esta alocada aventurilla de un chico que sólo sabe hablar dos idiomas: español y chihuahua temblador nervioso, porque así me la pasé cuando no entendía nada.
Suenan tambores y… ¡vámonos!
Bueno, como les decía, nos montamos en un vuelo de AirFrance desde Bogotá hasta Madrid, pero con una ligera escala en París. Muy cute todo, sin embargo, la barrera idiomática hacía de las suyas, el nivel de intimidación y desprotección que sentí fue absurdo, y no porque no me trataran bien, porque créanme que todo fue maravilloso, sino por la incomodidad que sentía al no tener las suficientes herramientas para hacerme entender (o a ellxs)… ¡Y en París peor!
Así que mi marido, con quien fui, pues él sí tienes más neuronas funcionales que yo, haha, así que puse en vilo sus habilidades sociales y fue interlocutor en esos espacios.
Todo muy icónico, haha.
Finalmente y luego de como tres mil horas viajando, por fin llegamos a… Madrid.
No olvidaré nunca eso minutos al pisar tierra española por primera vez… tan gigante todo, tan tranquilo (era casi la 1 a.m) tan… ¿frío? ¡PERO QUÉ FRÍO!
Prácticamente me petrifiqué.
En fin, llegamos a nuestro hospedaje y sentí el peor jetlag de la vida, al día siguiente no me quería ni mover y mi sentido turístico murió completamente.
Imagínense (en serio, cierren los ojos), su cuerpo siente una densidad que lo comprime, su cabeza está dando vueltas y, a su vez, embombada, como si estuvieran en un globo aerostático (creo, nunca me he montado en uno), y el resto de sí mismxs está en trance, no se les apetece nada y sólo quieren dormir.
Eso sentí… ¡por un día!
Vaya viajero tan novato que soy.
Pero luego exploramos con una amiga que nos hizo… sí, esa actividad horrible que muchos mortales disfrutan y que otros tanto normalizaron… ¿cómo es que le llaman?
¡Ah si!
CAMINAR.
Queridx lectorx, si usted tiene pie plano y entró en un período de sedentarismo alguna vez, entenderá el martirio que significa caminar largos trayectos con unas vans (o cualquier zapato no deportivo, las mías ni son vans, pero me hago el que sé de marcas) y que todo parezca no tener fin… ¡Y peor aún, que tu amiga tenga tanto entusiasmo de presentarte su ciudad que te haga ir hasta los rincones más lejanos de la ciudad!
Venga ya (frase que les robé a mis amix españoles), exagero, pero si fue eterno.
Eso sí, todo muy lindis. Creo que sentía mucha paz, hasta que me daba cuenta que eran las 9 p.m y seguía estando de día…
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¿CÓMO MONDÁ A LAS 9 P.M ES DE DÍA?
O sea, no entiendoooooo.
Eran las 6, de día.
Eran las 7, de día.
Las 8 y de día.
¿Acaso allá no duermeeeen?
¿Si saben que en Colombia a las 6:20 p.m ya prácticamente la luna nos está cantando alguna serenata, los gatos empiezan sus merodeos buscando amor y los borrachos…? Bueno, a ellos sí no les interesa la hora.
Es demasiado impactante. O sea, k onda con la vida nocturna.
Mí no entender, definitivamente.
Pero bueno, mis días en Madrid fueron maravillosos, hasta que llegó el momento de…
Tomar un metro solo y llegar al aeropuerto ?????????????????
Miren, HAHAHAHA, yo, Bryan Aguirre y en constancia de este documento, confirmo que mi sentido de orientación es nulo, cero, inexistente, minúsculo, insignificante, desaparecido, NADA.
Para mí ubicarme es como pedirme que sea heterosexual… ¡imposible!
Y efectivamente, eran las 6 a.m, tenía frío, una maleta, una tarjeta de metro y pasó lo que tenía que pasar:
ME MONTÉ A LA RUTA EQUIVOCADA.
“Oh, pero Bryan, si el sistema es muy sencillo de entender”
Para mí las cosas no funcionan del todo como a la gente normal.
Les explico:
- Odio el yoga y cualquier forma de relajación o ejercicios de calma, porque me estresan, me irrito, me superan.
- Cuando estoy comiendo, debo comer un poquito de cada cosa, al tiempo, porque siento que pierde el equilibrio.
- Me disculpo con la personita en rojo del semáforo si me toca pasarlo e invalido su función.
- Siempre salto las cebras en las carreteras porque algún día espero que algo pase, no sé.
Entonces, o soy muy tonta, o sencillamente no sé.
El punto es que me saturé con la información del metro, vi una persona con una maleta y asumí que iría al aeropuerto, pero ya dentro, sí me fijé en las indicaciones, así que si la siguiente estación mencionada x nombre, iría bien, si mencionaba y, iría mal.
Y fue Y.
Me bajé, derrotado, pero no abatido, arrastré mi maleta y me fui del otro lado, nervioso y expectante de mi destino.
Ahí entendí por qué hay tantos vídeos o escenas en vagones, la imaginación vuela al infinito.
Llegué al aeropuerto, más seguro, me equivoqué de nuevo de estación de la aerolínea (hice fila para ir a África Oriental y al llegar me dijeron que ahí no era xd) y pues llegué a la sala de espera.
OMG.
Como sé que están súper entusiastas por saber qué pasará, pues lo dejaré para el siguiente tomo y así dejarles descansar de este texto improvisado, emocional y sincero de este recorrido.
Eso sí, antes de irse, no quiero abandonarles sin antes contarles una pequeña anécdota y spoilers de lo que se viene:
Yo soy intolerante como al 90% de las comidas, haha, de verdad, me enfermo por cualquier cosa… y justo en las Canarias descubrí una nueva:
¿QUIÉN CARAJOS ES ALÉRGICO AL ZUMO DE MELOCOTÓN?
AAaAaAaAAaaAaAA :C
¡Nos vemos prontito en un nuevo relatillo con mucho chismorreo y experiencias de escritura, aquí, en su blog amigo, su cuenta personal, su señora de 62 años de confianza y, sobretodo, su guionista estrella!
Bry.
Mi nuevo némesis:
Te odio por ser tan rico y hacerme tanto daño, eres como todos los hombres.