Skip to main content

La última semana de Islabentura fue un broche ideal para lo que, en mi caso y creo que en el del resto de los compañeros, ha sido un gran impulso en este proceso de gestación de los proyectos. Más allá de la oportunidad de interactuar con productoras y otros estamentos de la industria, de presentar el proyecto, de los premios y del trato excelente, como siempre, la verdad es que el laboratorio ha sabido construir un ambiente inmejorable del que es un gusto participar.

El tema del pitch, por muy zen que uno sea, siempre tiene su cosa. Es difícil explicar una película, o la parte de una película que tiene que ser explicada, y más aún hacerlo de forma efectiva y seductora. Cuando se hace para muchas personas, es inevitable pensar que lo que funcionará con unas no lo hará con otras. Tengo la impresión de que en el fondo lo mejor que puede hacer uno es lo que le es propio, sea esto lo que sea. Actuar no es fácil. Fue hermoso cómo en ese proceso supimos apoyamos los unos a los otros, cómo a pesar de la diversidad de los proyectos y las personas se dio una camaradería sincera.

De alguna manera, el estado natural de una película es que nunca exista, y el hecho de que llegue a filmarse, editarse y estrenarse, visto desde dentro, parece obra de una especie de milagro o de una confabulación extremadamente improbable del azar. Para hacer que suceda, en cualquier caso, hacen falta dosis industriales de terquedad, en el mejor sentido de la palabra, remar y remar sin demasiada seguridad de llegar a puerto. Las primeras paladas, y las últimas, son quizás las más difíciles, y en ese sentido es invaluable el sentirte bien acompañado en el camino. También la actitud de quienes organizan este laboratorio y de quienes lo rodean. De los tutores, de las productoras, de los jurados. Lo termino agradecido de corazón, recomendándole la inscripción a todo aquel que tenga un proyecto en Canarias y quiera darle impulso, y con ganas de volver a ver a todo el mundo. Abrazos!