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He tratado de reposar y racionalizar la experiencia vivida este tiempo en Islabentura. Cuanto más vueltas le daba más se iba afianzando en mi mente una palabra: generosidad.

Islabentura es una iniciativa que surge, creo, de la idea de contar Canarias. Sus historias, sus lugares y paisajes, sus personajes. Pero no lo hace de forma excluyente. Lo hace abriendo la riqueza narrativa de esas islas a nuevas miradas, de distintas partes del país y de latinoamérica. También lo hace abierta a todo tipo de géneros e historias y a todo tipo de guionistas, algunos con décadas de experiencia profesional y otros noveles. Creo de corazón que esta diversidad permite que se filtren personas y proyectos que no suelen hacerlo en este tipo de convocatorias y de los que estoy seguro que tienen mucho que decir.

Islabentura se desarrolla desde el absoluto respeto y mimo hacia los guionistas, se les ofrece todas las facilidades para documentar sus historias, para formarse sobre su disciplina y para desarrollar su proyecto con los mejores profesionales del sector. Y de eso, y quizás un cúmulo de circunstancias no previstas, tal y como mi compañero Daute definió muy bien en algún sitio, se produjo el fallo en el sistema y el laboratorio se convirtió en una experiencia inolvidable en la que esa generosidad inicial se instaló en todas las patas del proyecto. Me cuesta imaginar a unos compañeros de viaje mejores o con más cosas que aportar, unas experiencias más inspiradoras o unos lugares más acogedores.

Ya han pasado algunas semanas desde la de cierre en donde se celebró la gala final, se presentaron los proyectos y se dieron las reuniones con las productoras. Fue un cierre a la altura y con el espíritu de cercanía y cooperación que ha caracterizado al laboratorio. Sin embargo el grupo de whatsapp y mail de Islabentura siguen vivos, se nos sigue informando de distintas cosas y solicitando permisos para enseñar los proyectos. ¿Es posible un grado mayor de compromiso con los guiones de ahí surgidos?

María José, Lorena y Natacha, porque la organización a la que tanto me refiero tiene nombres propios, han conseguido crear algo muy especial. Estoy seguro de que los participantes, en plural, hemos hecho un sobreesfuerzo por entregar un proyecto a la altura de lo que se ha hecho por nosotros. Y espero de corazón que de este laboratorio salgan proyectos adelante, que sea un éxito, porque necesito saber que de las cosas hechas con fe, ganas, cariño y seguramente algo de inocencia, también salen cosas buenas.

Mientras espero, me voy a sacudir este buenrrollismo en el que me he instalado en los últimos meses y que se ha apoderado hasta de mi proyecto e incluso de mi alma. Quizá toque una comedia negra, con personajes cínicos y desengañados con la vida que no crean en cosas como Islabentura. ¿Seré capaz de disfrutarla?