Que la segunda semana de IsLABentura en La Laguna iba a ser intensa, emocionante y cargada de sorpresas, no era ningún secreto. Por dónde empiezo. Ah, sí, por la cena de bienvenida, nada más aterrizar en la isla. Por azar, tuve la suerte de sentarme en el lado de la mesa de Tomás Rosón donde algunos compañeros y yo… le fusilamos a preguntas. Para quien no le conozca, Tomás es el abogado del sindicato de guionistas, ALMA (del que soy afiliado), pero, sobre todo, es un apasionado de su trabajo. Entre quesos canarios y mojo picón, Tomás nos contó off the record los entresijos de muchos de los casos en los que había participado. En mi vida pensé que fuera a estar tan enganchado al proceso judicial interno que encierran las demandas colectivas, los falsos autónomos, o los contratos trampa. ¿Nos quedamos con ganas de más? Por supuesto. Por suerte, al día siguiente asistimos a un primer taller con él y pudo contarnos todo esto y mucho más. Y lo mejor… Esa misma tarde, tuvimos uno de los paneles más esperados: adaptación del teatro al cine, con Marta Buchaca. Digo uno de los más esperados porque a Marta ya tuvimos la suerte de escucharla durante la primera semana en Gran Canaria. Como la vez anterior… oro puro. En esta ocasión, tomando como punto de partida la obra Rabbit Hole (de David Lindsay-Abaire), pudimos poner en común las -literalmente- infinitas posibilidades de adaptación que puede haber en el trasvase de material de un medio a otro. Ni suena fácil, ni lo es, pero conocer propuestas diametralmente opuestas, sin respuestas correctas o incorrectas, hizo que fuera un ejercicio esclarecedor.
Taller de ventas internacionales y taller de narrativa transmedia con Peter Andermatt y Luis Alcázar, respectivamente. Mañana y tarde. Lo sé. Puede que, de primeras, a cualquier guionista todo esto le suene algo alejado de sus pulsiones creativas. Y, sin embargo, se destaparon como las sorpresas más interesantes de la semana. Por regla general, el guionista suele estar, obviamente, centrado en el guion. Lo que suceda más allá de la pantalla o de las reuniones para notas, es una nebulosa indeterminada donde hay personas igualmente indeterminadas llamando por teléfono y haciendo equilibrismos en Excel. Por una parte, las ventas internacionales son un eslabón fundamental en la cadena y el encargado de contar cómo a un guionista le puede beneficiar conocer bien a fondo el tema fue Peter Andermatt. Peter, además de ser director de MEDIA ESPAÑA, es la principal causa por la que, a partir de ahora, me sentaré frente al teclado pensando en la proyección internacional de mi historia. Por su parte, Luis Alcázar (Tesseo) consiguió hacer entender a 17 guionistas que la narrativa transmedia tiene millones de caras por descubrir y es muuuuuucho más que una app de la serie, o una acción en Twitter. Respect.
Y de ahí, al taller de pitch con Guillermo García-Ramos. Sí, lo reconozco. Yo también he sido de ese 99,99% de guionistas que odian con toda su alma pitchear, y mucho más en escenario. Con público. Con micro. Yo solo. Todos me miran. Silencio. Alguien tose. ¿Qué digo? ¿Y si me quedo en blan…? Media hora en el taller de Guillermo y mi cerebro ya estaba dando la vuelta. Y eso que yo ya había pitcheado en formatos de sufrimiento bien distintos: one to one, en escenario, por zoom… Lo suficiente como para adoptar el modo piloto automático con eso de… “Por algún motivo que desconozco, tengo que hacer esto”. Digamos que, después de las sesiones con Guillermo, conozco mejor ese motivo. No es que ahora ya no sienta miedo a tener fallos, pero, por lo menos, empiezo a entender por qué lo hago y las herramientas para enfocar ese momento, viendo lo positivo que me puede traer en el futuro.
Y como no todo iba a ser cuestiones guionísticas, también hubo tiempo para hacer turismo y visitar otros lugares en Tenerife, principalmente el Teide y Punta de Teno. Como la isla en la que se desarrolla mi historia es Tenerife, yo ya había tenido la oportunidad de visitar el volcán con todo lujo de detalles (por aquí te dejo cómo pasé aquella primera semana). Sin embargo, y sin ánimo de que suene a eslogan de refresco, estas cosas se disfrutan más con gente. En concreto, junto a otros guionistas, ataviados con sombreros de paja, dispuestos a luchar contra los elementos: el inclemente viento de Punta Teno, las pronunciadas curvas atravesando el Teide, un cinturón de seguridad atascado… Paisajes espectaculares y épica de andar por casa, ¿qué más se puede pedir?
Ah, sí. Lo de COMER. Supongo que en el resto de blogs se hablará también de que, durante toda la semana, homenajeamos a Marco Ferreri protagonizando la secuela de “La gran comilona” en diferentes restaurantes de La Laguna. Fue extraño llegar a casa en Madrid para descubrir que esa noche no habría entrecot de la casa con salsa marinera y papas arrugás para cenar. Quizás, tan buena y abundante comida fue uno de los motivos por los que se desataron las endorfinas. Esos días, en Tenerife, se aplaudió, se cantó, se bailó, se brindó y se volvió a aplaudir. Supongo que, desde fuera, la gente nos miraba raro, pero nosotros éramos felices.
Nos vemos en octubre.