
Cuando la escritura no es tu principal vehículo para ganarte las habichuelas, compaginar el trabajo con la escritura no siempre resulta fácil. Por eso estoy especialmente contento de haber terminado el guión del capítulo piloto de Menuda Banda dentro del plazo previsto.
Por supuesto he tenido la inestimable ayuda de mi tutora Marta Sánchez para presentar un trabajo digno, aun siendo consciente de que la reescritura continuará pasado el mes de octubre, pero ya con un poco más de calma.
Atrás quedan las semanas de documentación y los meses de escritura; cambios en la sinopsis, escaleta y de una primera versión del guión, sin mencionar el dossier de venta, algo tan demandado últimamente por las productoras. Han sido muchas las tardes/noches después del trabajo y los fines de semana en casa frente a las pantallas del ordenador (escribo en un PC y bajo la comodidad del hogar) y digo pantallas en plural porque suelo escribir con dos pantallas, la de la izquierda para las notas y la de la derecha con el documento de Final Draft, algo que me resulta cómodo y productivo, siempre y cuando no tenga ninguna red social abierta.
Mi rutina solo es interrumpida para disfrutar, o sufrir, según se mire, de los partidos del R.C.D. Mallorca en su intento por sacar algún puntito que nos mantenga en Primera División. Porque a fin de cuentas esa es mi ilusión, formar parte algún día de esa categoría profesional, la de la Primera División del guión, si es que eso existe, y dejar de ser un jugador ocasional o mero espectador. Mil disculpas por tan burdo paralelismo, pero tengo las neuronas algo desgastadas y necesitadas de un descanso.
Pero el descanso también deberá esperar, toca preparar el pitch a conciencia, vencer la ansiedad que me provoca hablar en público, cruzar los dedos para no quedarme en blanco sobre el escenario y confiar en despertar el interés o la curiosidad al menos de alguna de las productoras o plataformas invitadas al evento. Entramos en la recta final de una experiencia, iba a decir única, que lo es, pero en realidad también compartida por una organización siempre atenta y generosa y de unos compañeros en la misma tesitura.
Extraña la sensación de vacío que siento cuando escribo estas líneas pensando en que lo bueno, tarde o temprano se acaba. De ahí, la importancia de disfrutar y aprovechar de todo el trayecto, no solo del resultado final.