La muerte de Espinel, vecino de Guisguey, empezó a gestarse sobre las diez de la mañana el 31 de agosto 1972, cuando los legionarios llegaron a Guisguey y pidieron agua, comida y ropa al alcalde pedáneo. «En las cuadras de la casa y tras discutir, Pablo Espinel echó a correr, entonces el legionario J.G.P a una distancia de unos ocho metros disparaba por la espalda al agricultor». Pablo, moribundo consiguió huir hasta el interior de su casa, donde en su dormitorio guardaba una escopeta de caza. Sin poder cargarla para defenderse, el cabo a menos de un metro de distancia, descargó una ráfaga de balas sobre el cuerpo. El cabo y el legionario huyeron. Sobre las cinco de la tarde fueron detenidos. El asesinato fue erróneamente contado culpabilizando a Pablo Espinel de su muerte por haber sacado la escopeta.