
El lunes llegué al aeropuerto de Tenerife y lo primero que vi fue una persona con un cartel de isLABentura que nos fue a buscar. ¿Pero esto no pasa sólo en las películas? Emoción y escalofrío a partes iguales. Emoción por lo precioso de esta experiencia y escalofrío al darme cuenta de que este no es el modo en que se suele tratar a los guionistas. Los perros apaleaos. Pero no en isLABentura, un laboratorio que nace desde el respeto a las historias y a nuestro trabajo, porque la organización se ha dado cuenta de que las películas y series no necesariamente nacen de una productora, sino de señores que deciden dedicar mucho tiempo a dar forma a historias que les fascinan.
Sólo llevo tres días aquí y ya me he dado cuenta de los proyectos tan variados que forman parte de esta edición: intimistas y comerciales, dramáticos y cómicos. Quieren presentar Canarias desde todos los puntos de vista posibles, mostrando su Historia pero también su cultura y costumbres, apartado en el que se enmarca mi guion y no puedo estar más agradecida por esta oportunidad.
Mi película se llama “Pagar el cubierto”, una expresión que hace referencia a la obligación que tienen los invitados de una boda de pagar lo que creen que los novios se han gastado en el menú. Transmite un tufillo a estafa que resume perfectamente mi proyecto: una comedia romántica con tintes de película de atracos que gira en torno a una boda.
Una boda canaria, sí, ¿pero dónde? ¿En una platanera? ¿En la playa? Obviamente tenía una idea, pero siempre es mejor la realidad. Estoy aquí y me doy cuenta de que la fase de documentación es un regalo. Quizá estas semanas son un oasis, un decirnos que la vida puede ser de otra manera, que nuestro trabajo puede ser de otra manera. Que la ayuda cuenta y el apoyo nos hace mejores porque nos permite centrarnos en escribir y no en procrastinar.
Los apaleaos tenemos esa tendencia a ir por la vida dudando, “Sí, no sé, tengo una peli, yo que sé, a ver que sale”. Pues en mi transformación en persona a la que van a buscar al aeropuerto diré que me encanta mi peli, que creo en ella a muerte y sé que contar con la ayuda de Ana Sanz-Magallón va a marcar una diferencia. Además, soy consciente de que un grupo de personas extremadamente talentosas han decidido que mi película merece la pena. Por lo que si antes tenía ganas, ahora, además, tengo ilusión. Y es que hace falta ilusión para afrontar la escritura de un guion en solitario.
A partir de la próxima semana me toca a mí devolver su confianza haciendo un guion del copón. Si lo conseguiré, no lo sé, pero me comprometo a dejarme la piel en el intento.
Almudena Vázquez