
Los primeros rodajes americanos en España siempre han despertado mi curiosidad, quizás por el contraste entre el glamour de Hollywood con un país que todavía no se había recuperado de la guerra civil y apenas empezaba a salir de la autarquía. Quizás por las enormes contradicciones entre el Hollywood que se posicionó con la república en los años 30 y el que abrazaba a la España fascista, consolidando su persecución comunista.
No estoy seguro del por qué, pero presiento que el germen de la historia de Bienvenido, Mister Farrar siempre ha estado ahí, aunque sin encontrar forma. Hará un año que concreté la historia con una premisa y unos protagonistas definidos. Pero no fue hasta que me topé con la convocatoria de Islabentura Canarias que, al enterarme del rodaje de Moby Dick en Las Palmas, entendí que ese era el contexto ideal para mi historia.
Miento, no fue hasta que asumí que la historia que inicialmente pensaba presentar no acababa de funcionar. Hasta que del bloqueo surgió la lógica: ¿No es el rodaje de Moby Dick el contexto perfecto para esa vieja historia de Valentino Farrar?
Es curioso como al bajar a la tierra un concepto y darle un contexto, un acento, una identidad, aparecen ideas en las que no habías pensado y la historia se enriquece.
La premisa de mi historia juega al “isi” con la historia. Y si un español, acusado de asesinato en los primeros compases del golpe de estado del 36, hace carrera en Hollywood. Y si ese mismo hombre se ve obligado a volver su país cuando Hollywood empieza a rodar en España. Y si ese rodaje al que debe ir no es otro que el de Moby Dick, una película precisamente sobre venganza y, según su director, una gran blasfemia. Dos conceptos prohibidos en el país en el que se rodaría.
Preparo el dossier, adjunto archivo y envío.
¿Y si lo que he escrito no es bueno? ¿Y si no tiene sentido?
Estas son algunas de las preguntas que tarde o temprano me asaltan al acabar un proceso de escritura. Normalmente en una convocatoria de guion siempre experimento un momento de euforia previo, imprescindible para escribir y llegar a presentar un proyecto, seguido de un momento de pesimismo y de duda.
Las dudas se acentúan cuando no te seleccionan, porque a veces esa selección es el empujoncito necesario para creer lo suficiente en un proyecto y lanzarte a desarrollarlo hasta el final. Pero la fecha de resolución ya está vencida y mi bandeja de entrada vacía. Y todos sabemos que si no te escriben personalmente tras la resolución es porque no te han elegido.
Pero y si…
Foto:»Fotografía publicada en «El blog de Luis Roca», archivo de Juan Socorro.
Trabajadores de Carbonera Canaria, perteneciente a la Casa Miller de Las Palmas, delante de la maqueta de Moby Dick