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Primera parte. Gracias, pero sí.

A lo largo de los años, mi cerebro ha desarrollado un mecanismo de supervivencia emocional para encajar malas noticias, rechazos, o esos mails que podrían resumirse a un “gracias, pero no”. Esa coraza es albergar cero expectativas; cuantas menos ilusiones, mejor. Por eso, aquel lunes, la única pregunta en el aire era saber quiénes habían sido los afortunados seleccionados en IsLABentura 2023. Cuando recibí la llamada de un número desconocido, descolgué pensando: “por fin, el albañil vendrá a ver las humedades del salón”. Luego, me dijo que se llamaba María José Manso, directora del programa IsLABentura Canarias, a lo cual pensé: “ah, que también llaman personalmente a los no seleccionados, ¡qué majos!”. Cuando me dio la efusiva enhorabuena, empecé a sospechar… “¿Y si, después de todo, estoy en la reserva?”. Finalmente, María José me confirmó la noticia. Mi proyecto de serie de ficción “Un extraño amanecer” había sido seleccionado y mi tutora era Diana Rojo. Por fin, entré en razón: era evidente, se habían equivocado de Sergio Granda.

Pero no. Y la mejor prueba de ello es que, una semana después, estaba reunido con Diana en Madrid. En aquella primera tutoría preliminar, charlamos de personajes, de equilibrio de géneros, intenciones, pero, sobre todo, de cosas que aportan y otras superfluas. Esto último fue liberador. Porque si algo tiene escribir un thriller de espionaje en plena transición española es… información. Toneladas de información que toca organizar y conjugar con la parte emocional de los personajes. Saber qué remaba a favor del concepto y qué me hacía perder foco fue crucial. Esas dos tutorías le dieron oxígeno a mi protagonista, y me dieron oxígeno a mí… que, ya en el avión rumbo a Canarias, empezaba a creerme eso de que me habían seleccionado.

Embarcando en el primer avión con Beatriz Arias, compañera seleccionada.

Segunda parte. Viaje de documentación.

“Un extraño amanecer” parte de dos sucesos que coexistieron en Canarias entre marzo y abril de 1979: un avistamiento OVNI/FANI visto por cientos de canarios, a pocos días de las primeras elecciones autonómicas en democracia. Esta ficción se desarrolla en la isla de Tenerife y aspira a ser una especie de línea de puntos invisible que conecta ambos hechos. Subtexto… sí, se requiere mucha documentación. No solo de corte histórico y político, accesible en libros o internet, sino también a pie de calle. Tocaba bajar a tierra este OVNI e investigar algo que, desde Madrid y Google, fui incapaz. ¿Cómo fue el ambiente en Tenerife durante esos días? ¿Cómo convivieron los tinerfeños con tanta novedad? ¿Una cosa eclipsó la otra? ¿Cuál a cuál? Muchas preguntas, muy estimulantes, pero complicadas de contestar si no se llama a las puertas adecuadas. Por suerte para mí, Diana no solo es tutora este año, también había sido seleccionada la edición pasada con su proyecto de serie “Ucanca”, que tiene como contexto el universo OVNI. Fue ella quien me animó a hablar con José Gregorio González, experto ufólogo afincado en Tenerife, que tuvo la generosidad de compartir conmigo tres cafés largos que se hicieron cortos. Aquella charla resultó ser una brújula. Volví al hotel cargado de datos, nombres, posibles teorías, y un concepto que me fascinó para ir cristalizando trama: mucho de lo que se vivió en tierra fue reflejo de lo que sucedió en el cielo. Ahí lo dejo…

Sigamos. En paralelo, desde la Tenerife Film Commission me sugirieron acudir a la Hemeroteca Retrospectiva Canaria, o lo que es lo mismo, un tesoro enterrado en el sótano del TEA (Tenerife Espacio de las Artes). Allí pude consultar el Fondo Hemerográfico Canario, repleto de periódicos en microfilm que te hacen sentir como Dustin Hoffman en “Todos los hombres del presidente». O mucho mejor. Dudo que, a principios de los 70, Dustin consiguiera que le enviaran al mail artículos escaneados en pdf y en menos de 24 horas. Por aquí va una muestra:

En el Fondo Hemerográfico Canario.

Portada digitalizada del periódico El Día. 09-03-79

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hablemos ahora del Teide y del Observatorio Astronómico del IAC, lugares donde transcurre parte de la trama. Spoiler: ORO PURO. Desde la Tenerife Film Commission me facilitaron un chófer privado que me llevó de Santa Cruz al observatorio, donde haría una visita guiada. Y así es como un nutrido grupo de turistas alemanes vieron llegar a la puerta del observatorio un Mercedes Benz de gama alta y cristales tintados, del cual esperaban que saliera la presidenta del FMI, y del cual salió un guionista en chándal suplicando protector solar. Tras embadurnarme bien con el factor 50 de Helga y Günter, pude realizar la visita guiada por los principales telescopios internacionales y descubrir cómo trabaja un astrofísico especializado en heliosismología. Algo impagable, teniendo en cuenta que dos de mis personajes principales son astrofísicos que trabajan en este mismo lugar.

Observatorio del Teide

Ese mismo día, visité el Teide. A ver cómo lo explico. En mi primer dossier del proyecto, el Teide era simplemente un volcán muy, muy, muy, muy, muy grande. La realidad lo superó. Porque además de añadir 17 “muys” más, el Teide es, literalmente, cientos de paisajes distintos, con sus cientos de ecosistemas. Tras un frondoso bosque de pinos, un paraje rocoso estilo western; dos kilómetros más allá, unas preciosas dunas dignas del Sahara; la montaña mostaza; el llano de Ucanca; Roque Cinchado; el mar de nubes… Y así podría estar toda la tarde. Las buenas noticias son que el chófer, además de chófer, era fotógrafo profesional y un chico muy majo que me hizo un tour por los rincones más impactantes. Las malas, que conocer esta inabarcable maravilla natural, me obligaba a replantear un par de cuestiones del concepto original. Nada que suponga un drama. Hasta me vino bien.

Aun procesando tanto y tan bonito estímulo, decidí disfrutar mis últimas horas de documentación visitando otros lugares en los que transcurre la historia. El puerto de Santa Cruz, el casco antiguo y el icónico Hotel Mencey tampoco defraudaron. Este último, un encantador edificio de estilo neocanario con un patio central interior en el que me muero de ganas de soltar a los agentes de la CIA y la KGB que siguen los pasos de mi protagonista.

Lo de cenar ropa vieja, queso asado y papas arrugás con mojo verde en un típico guachinche canario no fue exactamente documentación, pero bien merecería una serie aparte. Una diaria, por favor.

En el patio central del Hotel Mencey de Tenerife

 

Tercera parte:  reencuentro en Gran Canaria.

Seleccionados, tutores y organización nos reunimos un día después en Gran Canaria. Yo que llegaba cargado de emocionantes vivencias y aventuras… me encontré con que los viajes de documentación de mis compañeros en sus respectivas islas dejaban al mío como un plácido paseo de primavera. Plátano frito de por medio, pude escuchar anécdotas de todo género imaginable. Mucha comedia, algún drama, y otras, digamos… ciencia ficción. Todas enriquecedoras, en cualquier caso. Product placement: en esta misma web, tienes el resto de blogs.

También tuvimos el privilegio de asistir a las charlas y talleres de tres ponentes de lujo. Marta Buchaca, Guillem Clua y Luis Alcázar nos hablaron de los lazos entre cine, teatro, tele y transmedia; de sus ficciones estrenadas y de las realidades que las hicieron posibles. Aunque, en el fondo, todo eso fue una excusa para compartir con nosotros algo que raramente viene en los manuales: sus experiencias personales en el mundo de la escritura. Un mundo emocionante pero incierto, sacrificado y, en ocasiones, injusto.

Reencuentro en Gran Canaria

 

Epílogo. Esto solo ha sido la primera parte.

Vuelvo a Madrid con el síndrome de… No sé si existe un síndrome concreto para referirse al vacío interior que se siente después de estar una semana en un lugar fascinante, rodeado de gente hospitalaria, y habiendo degustado el postre más delicioso del planeta Tierra, el polvito uruguayo. Si no lo hay, debería llamarse el síndrome de IsLABentura.

Nos vemos en verano.

Polvito uruguayo. Postre típico canario