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Helena M. CabreraProceso Creativo

Phoebe Waller-Bridge hablará de nosotras cuando hayamos muerto

Me van a permitir que me apropie del título de la película de Agustín Diaz Yanes para hablar de las cosas que realmente importan. Phoebe Waller-Bridge, la actriz, directora, guionista y diosa de las creadoras a las que Lena Dunham dejó huérfanas cuando dio carpetazo a la serie Girls, nos dio uno de los mejores momentos ya no solo del audiovisual sino también de la historia del feminismo (las sufragistas ahora mismo revolviéndose en su tumba; sorry, not sorry).

Les hablo de una de las escenas del piloto de Fleabag. En el capítulo acompañamos a la protagonista y su hermana a una ponencia sobre feminismo (y cosas). Todas las asistentes son fervientes feministas, como las protagonistas, como la que escribe. Pero ay, cuando esa ponente con el hablar despacio que le da a una no haber tenido que pelearse nunca con una jauría de hermanos para terminar una frase, pregunta a la audiencia quiénes de las que están ahí sentadas estaría dispuesta a dar 5 años de su vida a cambio del cuerpo perfecto, las protagonistas levantan la mano como un resorte. Siendo las únicas… sinceras. Y apunta Phoebe, en un alarde de una sangrante sinceridad que solo puede darnos la comedia, ‘somos malas feministas’.

Y de la misma manera, allá en La Palma, ante las impresionantes vistas de la Cumbrecita, cuatro mujeres como cuatro castillos, dos con una sólida carrera en el audiovisual español, las personas a las que aspiramos a convertirnos; junto a dos prometedoras guionistas, en lugar de admirar el paisaje mientras disertan sobre la última obra de Caitlin Monar; estas cuatro feministas, practicaban cómo meter papada. (¿Cuántas lectoras ahora mismo sorprendiéndose gratamente de que eso se puede hacer?).

No voy a hacer un manual de cómo hacerlo (que podría), pero os diré que la conversación terminó con una de ellas (no daré nombres para no dañar reputaciones), prometiendo que iba a practicarlo en casa frente a un espejo porque no estaba segura de que fuera posible. Pero ay si se pudiera…

Así que sí, Phoebe, ya lo digo yo por todas, somos malas feministas, tú tienes razón y nosotras te abrazamos como Santa Teresa de Jesús a los orgasmos místicos. No les aburriré hablando de por qué pasan estas cosas porque en fin, nosotras ya lo sabemos y el que no se haya enterado hasta ahora es por que no ha querido.

De todos los momentos canónicos (y no han sido pocos) que me ha dado Islabentura voy a quedarme con este. El descubrimiento de que hay algo que me une a Phoebe, a Lena, a Caitlin y a todas esas impresionantes a las que aspiro a parecerme un poquito, aunque sea solo porque todas querríamos aprender a meter papada.