Toca escribir.
Previously rápido. Estamos en 1979. Un extraño amanecer es la historia de Alonso, un policía (primera promoción GEO) que, tras un primer episodio de epilepsia fotosensible en pleno operativo, es relegado a Tenerife. Aquí, pronto se verá envuelto en la investigación de un famoso OVNI/FANI real presenciado por cientos de canarios. Alonso tendrá que lidiar con sus destellos interiores mientras trata de descubrir la verdad… si quiere salvar la democracia de un país en ciernes. ¿Fácil de escribir? Desde luego que no. ¿Ganas de escribir? Todas las del mundo.
Vamos por partes. Lo primero era hacer inventario de material.
Durante mi primer viaje de documentación a Tenerife, fui anotando cientos de ideas sueltas. Cuestiones de todo tipo, sin filtro, sin sentido, daba igual. Cuanto más raras, mejor. Algunas que rescato: Alonso cocina (mal) ropa vieja. Un GEO que pierde en lucha canaria. ¿Qué pasaría si se olvida de llevar protector solar al Teide? Imagen: turistas europeos bailan Raffaella Carrà en la terraza del Mencey mientras Alonso es perseguido en el sótano/cocinas; los de arriba no se enteran de lo de abajo. Sí, es cierto. La mayoría son tonterías que nunca tendrán hueco en la serie, pero a mí me ayuda a mirar la premisa con libertad de tono y género desde lugares insospechados. Por otro lado, tenía toda la documentación que fui recabando durante mi primera semana en la isla. Entrevistas, fotos, documentos de archivo, visitas… Cosas que ya conté por aquí. Y, por otro, todas las notas tomadas en las tutorías con Diana Rojo (tutora del proyecto).
Con este saco de material previo bien cargado, y partiendo de una biblia preliminar, Diana me animó a escribir una primera versión de escaleta del piloto, que seguro me ayudaría a resolver dudas del dossier y a mejorarlo en general. Cuestiones muy importantes, que guiarían no solo el rumbo de la historia sino el formato general de la serie. Principalmente, tres. ¿Cuánto quería abrir el punto de vista? ¿Qué reglas concretas tiene el universo que planteo? ¿Qué licencias me permiten las convenciones de género?
Con todo esto, el objetivo era evidente: armar un bonito puzle con sentido, que avance con pulso, tensión, emoción, interé… Creo que necesito un café.
(…)
Ya he vuelto. He pensado algo. De niño, me encantaban los puzles. La diferencia es que aquí nadie te da las piezas ya hechas, y nadie te enseña la foto que debes construir. Eres tú solito quien debe imaginar el resultado final, luego pensar la forma de sus cientos de minúsculas piezas, trocearlas, pintarlas, encontrar la manera para hacerlas encajar, dejar pasar un par de semanas, y volver a mirarlas desde ángulos muy distintos para darte cuenta de que, en vez de La Gioconda, tienes el Ecce Homo.
Es el momento de desarmarlo todo para reordenar y repintar.
Acababa de rearmar un primer boceto de escaleta cuando me di cuenta de algo. Nada, un detalle… En esa versión no se veía NADA del tema planteado en el dossier. Las piezas encajaban, sí, pero… ¿de qué estaba hablando? Era incapaz de ver lo que me enamoró de la serie desde el principio: el tema.
Breve paréntesis. Un extraño amanecer nace de una pregunta muy concreta: ¿es este país realmente de sus ciudadanos? Mi idea era sumergir la cuestión precisamente durante los primeros años de democracia. Alonso, el protagonista, es un convencido de la democracia que investiga un FANI/OVNI, algo que todo el mundo vio en Canarias, pero que nadie sabe si fue real. El FANI funciona, en cierto sentido, como excusa para llegar a un lugar más terrenal. Lo que, poco a poco, irá descubriendo es que detrás de este fenómeno no identificado se oculta la fragilidad de un país que aún no ha pasado página. Sin embargo, en un primer borrador, poco de esto se materializaba en la trama. Detonante, final de capítulo y algún detalle salpicado. Lo que pasaba de por medio no se relacionaba directamente con el concepto ni con el arco de Alonso.
De nuevo, tenía que desarmarlo entero, para reordenar y repintar piezas.
Sorprendentemente, este fue el momento en el que, casi por arte de magia, algunas de aquellas notas sueltas de documentación que tomé en Canarias empezaron a encontrar su hueco en la historia de manera natural. Hubo una muy importante. Una tomada durante mi charla con un ufólogo canario, que no sólo marcaba una dirección exterior e interior para Alonso, sino que también rimaba con lo que quiero contar: los debates públicos y multitudinarios que se hicieron en el Club de Prensa Canario en los que, durante los días posteriores al FANI, se especuló con cientos de teorías sobre el origen del fenómeno. Y es que, para los canarios, esto no fue simplemente una anécdota. Fue un episodio tan impactante y masivo… que despertó durante semanas un acalorado debate en las islas. Esta fue una de las claves del capítulo: una isla inquieta, dividida entre la confusión del fenómeno y la proximidad de unas inminentes elecciones autonómicas. El contexto concreto se relacionaba con el interior del personaje.
Reordené y repinté otra vez.
Días después, llegó la prueba de fuego. La entrega de la primera escaleta a Diana. No sé si es porque he sido muy mal estudiante de instituto, pero siempre que me toca entrega en algún proyecto, sufro una sensación de examen, una inexplicable necesidad de aprobar o de aprobación externa. Pero no. No hay examen, nadie te envía a septiembre, tu trabajo no es una nota que tengan que firmar tus padres. La idea es bien distinta. La tutorización te ayuda a hacer que tu puzle se parezca lo máximo a aquella imagen final perfecta a la que quieres llegar. Salí de la primera tutoría de escaleta con muchas ganas de reescribir, con ideas concretas y claras de cómo podía hacer que mi piloto brillara. Y, de regalo, también algunas claves para mejorar dossier. Porque, paradójicamente, trabajar sobre escaleta hizo crecer el concepto. Resolví dudas sobre el punto de vista, el tono, cómo y cuándo presentar a los personajes para no quemarlos… A veces, así funciona la escritura: entrar en lo concreto para resolver lo general. Luego, hacer zoom out… para resolver lo concreto. Y todo esto contando que todavía falta una tercera pieza fundamental: versión dialogada; de esto último hablaremos en el siguiente post.
De momento, ahí sigo. Desarmando el puzle, repintando piezas, viajando de lo general a lo concreto.
Perderse en el laberinto del thriller es tan fácil como difícil encontrar la salida. Pero si eres capaz de resolver el misterio con emoción y originalidad, así se sentirá el espectador: emocionado y sorprendido. En eso ando.
Nos vemos en julio.