
Si me hicieran una lobotomía para extirpar todos los recuerdos de la última semana de isLABentura y me dieran la opción de salvar un solo momento, tengo claro cuál sería. Sintiéndolo mucho, tendría que eliminar de mi memoria el pitch que hice con mi mejor amiga, las moreras que planté junto a Pablo S. –a una de ellas la bautizamos como Amor Moreira– y la Dj Session de Don Omar en la fiesta de cierre.
Pero es que nada puede competir con lo que aconteció la madrugada del 26 de octubre en la piscina del hotel en el que nos alojábamos.
Los hechos son los siguientes: durante la fiesta de clausura, se empezó a extender el rumor de que estaba permitido el baño en la piscina hasta altas horas de la noche, aunque por razones obvias, el socorrista no estuviera a esa hora ejerciendo su trabajo. Al principio, empezó siendo una broma, pero el asunto fue cogiendo fuerza. La idea en sí era hasta ciertamente poética, porque no era un simple baño; era un acto de hermanamiento eterno entre productores y creadores bajo un cielo protegido por la ley. Este último dato lo aprendimos en una simpática cuña publicitaria, en la que también descubrimos que Santa Cruz de La Palma está hermanada con una ciudad china.

Es cuestión de tiempo.
De vuelta al hotel, guionistas, productores y hasta algunos tutores nos pusimos de acuerdo para cometer nuestro acto más transgresor hasta la fecha: tomar la piscina del hotel.
En aquel momento de euforia colectiva, estábamos más cerca de ser unos ladrones a punto de asaltar la Fábrica de Moneda y Timbre que islabentureros, pero con la diferencia que en vez de máscaras de Dalí llevábamos bañadores y un par de bolsas de Munchitos.
Alrededor de la 1:00 AM llegamos al hotel de la fiesta y nos pusimos de acuerdo en el lobby para reunirnos todos en la piscina a una hora determinada. Nada ni nadie podía parar nuestra ilusión. Ni siquiera la alarma que tenía puesta a las 6 de la mañana para coger el vuelo. Era un momento histórico y nada se podía interponer… o eso creíamos ilusamente.
Los bañistas estábamos en posición de salida y algunos tenían hasta medio pie metido en el agua cuando llegó un trabajador del hotel con una noticia fatídica: el baño estaba terminantemente prohibido.

buah es que somos nosotros literal
Cualquier persona adulta y razonable habría aceptado la noticia y se habría marchado de vuelta a su habitación, pero los allí presentes nos negábamos a aceptar este plot twist. Nuestra actitud era la misma que la de un niño rabioso que se rebela contra sus padres porque le mandan a la cama antes de las 11. Alguien nos había dicho que SÍ se permitía el baño hasta altas horas de la noche y nosotros nos aferrábamos a este mensaje de teléfono escacharrado con uñas y dientes.
Por las malas, sabíamos que no íbamos a conseguir nada, así que una islabenturera se autoproclamó líder sindical e inició un proceso de mediación con el hotel que duró unos veinte minutos. Veinte tensos minutos que, desde fuera, se sentían como ver al presidente del gobierno negociando con una banda terrorista las condiciones de liberación de sus presos.

En la primera ronda de negociación ganó el “Lo siento, las normas son las normas”. A modo de insurrección, algunos decidieron sentarse en el bordillo y meterse hasta las rodillas a pesar de la advertencia de que la policía palmera podía venir en cualquier momento. Por suerte, no pasó, aunque la idea de abrir el informativo ‘Buenos días Canarias’ con la noticia de una revuelta de guionistas y productores contra las autoridades policiales a raíz de un baño nocturno hubiera sido una buena premisa para sumar al banco de historias de isLABentura. Es esencial recalcar que, en todo momento, fue un acto pacífico y el chico del hotel trató de empatizar con nuestra casa contándonos las fiestas que se había pegado en su etapa universitaria. Importante el matiz de “universitaria” y el subtexto de esa palabra, que venía a decir “no tenéis edad para estas m******”.
La situación pintaba tan mal que hasta se llegó a proponer ir con nuestro plan con todas las consecuencias y que DAMA asumiera una multa en concepto de “Ayudas al Guión”. Por algún motivo, esta iniciativa no cuajó entre algunos miembros de la organización.
A estas alturas, yo ya lo daba todo por perdido: me había vuelto a vestir y con la toalla al hombro, estaba dispuesto a volver a mi habitación con un sabor de cierre agridulce. Sin embargo, finalmente, nuestra líder consiguió una pequeña gran victoria: podíamos bañarnos.

Aplausos, gritos, abrazos, camisetas al aire.
PERO había una condición: tal como entrábamos en la piscina teníamos que salir. Era un chapuzón. Literalmente uno.
Fue una victoria a medio gas, aunque nosotros lo vivimos como el 15-M del guion. Creadores y productores estuvimos alrededor de un minuto en el agua en lo que podría ser el networking más efectivo en la historia de isLABentura. Ojalá, de aquí a unos años los 1 to 1 se reemplacen por el illegal night bath, una modalidad mucho más beneficiosa para crear lazos entre la industria y que los proyectos lleguen a buen puerto.

Así se sintió el minuto dentro de la piscina
Esa noche dormí un total de 3 horas, pero me dio igual: había formado parte del 26-O y eso es algo que no voy a olvidar en la vida.
Gracias a todas a las personas que han hecho posible este movimiento, en especial al chico del hotel que tuvo que lidiar con un grupo de profesionales del audiovisual cuyo comportamiento estuvo a la altura de los jóvenes confinados en un hotel de Mallorca por un macrobrote de Covid. No sabemos tu nombre, pero sí sabemos que nunca te olvidaremos ❤️
En cuanto a la persona que difundió, inocentemente, el falso rumor de que el baño de madrugada estaba permitido porque pensaba realmente que había escuchado esa información…


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