
Fue en 1963, cuando todavía no eran famosos. La presencia de Los Beatles en Tenerife se entiende como el merecido descanso tras haber grabado su primer disco ‘Please, please me’ que meses después serviría de catapulta para alzarlos al estrellato. Por tanto, McCartney, Starr y Harrison disfrutaron en Tenerife de las que probablemente fueron sus últimas vacaciones en total tranquilidad, antes de pasar a la historia de la música con un disco que lo cambió todo. La visita fue posible gracias a la estrecha relación que se había formado entre los músicos y el fotógrafo alemán Klaus Voormann, al que habían conocido cuando estuvieron tocando en Hamburgo. El padre del fotógrafo tenía una casa en Los Realejos y, debido a lo estresante que había sido la grabación del disco, McCartney convenció a Voormann para que intercediera ante su padre y este les facilitara la estancia en Tenerife.