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Jorge BegegaProceso Creativo

INSTRUCCIONES PARA UN AVISO DE BOMBA 4

A última hora decidí cambiar el nombre de uno de mis personajes por otro. Ithaisa por Isora. Le di al replace del Final Draft y lo sustituí. O eso creía, porque caí en la trampa del guionista inseguro que se relee el capítulo una vez entregado y subido al drive. Me pareció que estaba perfecto y libre de erratas. Error. Un amigo al que le pasé el guión me dijo al toque: no pasa nada pero…

Todavía no soy padre pero me imagino que cuándo lo eres, lo peor que te puede pasar es que te llame alguien y te diga: ¿Es usted el padre de tal? No pasa nada pero… Lo más parecido a una hija que tengo yo ahora es un guión. Mentira, tengo perro, pero con perro la analogía no es tan chula.  Y claro, como padre de ese piloto en el que trabajé tanto tiempo y con tanta dedicación, al que le dediqué mucho tiempo para ir con mucha antelación para que no pasasen las cosas que acabaron pasando, pues me jodió que me amigo me dijese: no pasa nada pero hay dos Isora y deberían ser Ithaisa, ¿no?   Y yo le mandé un audio que podía haber mandado Rajoy lleno de frases sin terminar, trabadas y juramentos en todo lo jurable. No pasa nada, se entiende igual. Se entiende perfectamente que hablas del mismo personaje. Eso en las lecturas siempre se perdona. ¿Ithaisa es un nombre canario? No pasa nada. No pasa nada para nadie, pero para mi sí. Como cuando alguien te dice que tienes un moco después de un rato hablando y justo ese día llevabas las zapas que molan, y la sudadera que mola más todavía y te cagas en el puto moco. La realidad es que el moco no arruina nada (o eso es la manera que tengo de consolarme) y que el capítulo no dejará de ser malo ni bueno porque haya una errata. Lo mejor es que no la hubiese, claro. Pero, ¿qué hago? ¿Me mato?

Todo este rollo ejemplifica muy bien lo que ha sido el proceso de escritura y entrega del piloto, que el único recuerdo malo que tengo del proceso haya sido una tontería que da absolutamente igual (Ojo, que esto no es una apología de las erratas, sí es una apología de que no hay que torturarse por ellas) El capítulo podrá estar mejor o peor, podrá ser más o menos divertido o podrán sobrar o no líneas de diálogo; pero yo me lo pasé bien, lo trabajé, estoy contento y (lo más importante) tengo la bendición de mi tutora Diana y mi compañera Rebeca. Ahora el guión pasará por muchas manos que no le tienen tanto cariño a la serie como yo, pero eso ya es un problema del Jorge del futuro. Y lo mejor de todo es que si alguien me lo pide podré cambiar esas malditas erratas.

Se sigue diciendo eso de que los proyectos que no gustan en las plataformas o en las cadenas acaban en un cajón. Yo creo que hay que superar esa fase porque los ejecutivos ahora tienen despachos de diseño y no tienen cajones y porque ya casi nadie imprime (los guionistas somos uno de los sectores más eco, más por precariedad que por conciencia) Lo normal es que LUGDLP acabe en un cajón real o metafórico porque, como decía Rodrigo Cortés, el estado natural de una película es que no exista. Pero eso ahora da igual.