
Debo confesar que pasé el mes de mayo envuelta en unos sentimientos contradictorios que oscilaban entre la alegría de haber sido seleccionada y el miedo irracional a que, de repente, el universo me pusiera una mano en el pecho para frenarme y dijera: “Alto ahí. Era broma”. La fecha del 25 de mayo, en la que cogería el vuelo a Tenerife, se me antojaba lejana y al mismo tiempo, demasiado cercana. En ese momento, se me pasó por la cabeza la pregunta:
¿Qué pasaría si de repente me contagiaba de Covid y eso me impedía participar en la semana de bienvenida?
Gustosamente me habría encerrado en casa la semana anterior a la señalada, si no fuera porque justamente ese fin de semana era mi cumpleaños, y había dos amigas italianas que venían a Madrid para la ocasión. Así que organicé todos los planes al aire libre y esperé (hubo incluso algún rezo) que nada me impidiera coger el vuelo hacia Tenerife y El Hierro.
La semana de bienvenida del laboratorio de guion de IslaBentura Canarias fue el mejor regalo de cumpleaños que me podían haber dado, y de aquellos días, sin duda alguna, lo que más destaco es la gente tan talentosa e increíble que conocí.
Pero vayamos por partes.
Al primero que conocí fue a mi tutor, Jordi Calafí, a través de una tutoría que hicimos a través de una videollamada. En ese primer encuentro, le dimos varias vueltas a la leyenda de la isla de San Borondón y decidimos sembrar desde el primer capítulo una de las tramas de ciencia ficción que yo, en la idea original, había dejado para el final de temporada: los universos alternativos. Es un tema que siempre me ha interesado mucho porque muestra de forma muy clara cómo puede cambiar nuestra vida según nuestras decisiones y qué aspectos de nosotros se mantienen constantes, ya sea por nuestra personalidad, impulsos o por ese misterioso concepto que llamamos ‘destino’.
Así que aterricé en Tenerife con la cabeza llena de islas mágicas, universos alternativos y nervios. Allí conocí en persona a Jordi, y esa semana confirmó mi primera impresión: es un guionista con una gran disciplina, que siempre está ahí para aconsejar, guiar, y darte seguridad, pero, ante todo, se nota a la legua que es una buenísima persona. Un lujo de tutor, vamos.
¿Y qué decir de los otros participantes? Creo que todos llegamos con una idea general de los nombres, los títulos de los proyectos, los tutores del laboratorio y las islas, pero unir todos estos conceptos en una especie de juego de quién es quién nos llevó algunos días más. Para el final de la semana, ya habíamos hecho piña y conocíamos la asignación de cada uno (por ejemplo: María va a escribir una serie sobre vampiros en Gran Canaria y su tutor es Aurelio). Ninguno de los elementos usados en el ejemplo es real, pero no quería que me acusaran de favoritismo.
Tras unos días en Tenerife de ricas comidas ingentes y excursiones al Teide y a La Laguna, llegó el momento de la fase de documentación, en la que nos desplazamos a El Hierro. Es la isla más pequeña y aislada de todas, pero con un encanto innegable.
Conocí El Hierro en la compañía de Jordi y de Javier Morala, el otro participante cuyo proyecto, en este caso de película, estaba basado en El Hierro. Él conocía bastante bien la isla y nos hizo tanto de conductor como de guía. Es prácticamente el embajador no oficial de El Hierro. Fue un placer hacer ese viaje con ellos, y disfrutar juntos del ritmo pausado de la isla, de su hermosa naturaleza, de la rica comida y los dulces barraquitos. (Aunque este café es típico de Santa Cruz de Tenerife, lo probé por primera vez en el barrio herreño de Tigaday, y me supo a gloria).
Nada más aterrizar, conocimos a Teresa y a Yaneida de El Hierro Turismo, que se encargaron de organizarnos nuestra estancia allí y fueron unas increíbles anfitrionas, ayudándonos mucho más allá de lo que era estrictamente necesario. Fueron ellas mismas las que me concertaron una cita con la Guardia Civil, en la que pude preguntarles sobre su labor en la isla. Era una información esencial para mí, ya que algunos personajes de mi serie coral ‘Non Trubada’ pertenecen al cuerpo. Quiero aprovechar para agradecerle a los agentes de la Guardia Civil el tiempo que me dedicaron, contándome todos los pormenores de su trabajo e incluso respondiendo a preguntas tan hipotéticas como: ¿qué harían si apareciera una isla de repente al oeste de El Hierro?.
Y además de ellos, hubo muchos más habitantes de El Hierro que se tomaron el tiempo para hablarnos de la isla, de sus leyendas, de su fauna, de sus costumbres y en general, de la vida allí. Especial mención a Isa, Nelly y Tania, que nos ayudaron a entender el día a día y la idiosincrasia de El Hierro.
Esta pequeña isla canaria no es ajena a las producciones audiovisuales. La exitosa serie ‘El Hierro’ en Movistar ya nos asomó a sus maravillosos paisajes, pero verlos en persona es una experiencia difícil de explicar. Se puede decir que es un paraíso en la Tierra.
Para todos aquellos que no habéis tenido aún la fortuna de pisar El Hierro: ¿A qué estáis esperando?