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Diego ZúñigaProceso Creativo

Primer acto de la aBentura: de Carrie Bradshaw a Candela Peña

Cuando el tercer acto de un guión tiene ciertas turbulencias y, por más que te estrujes los sesos, no hay forma de darle estabilidad a ese final, lo más sensato es volver al primer acto, porque, muy probablemente, es ahí donde se encuentra la clave por la que tu vuelo creativo está llevando a cabo un aterrizaje forzoso –perdón por el exceso de metáforas aéreas, pero es lo que tiene coger un total de seis aviones en una semana–. Si mi experiencia en Islabentura fuera un proyecto de largometraje, estoy 100% seguro de que no sería necesario volver al primer acto, porque este no tiene ni una fisura. Y si la tiene, se corre un tupido velo y pa’lante.

Aunque el comienzo oficial de mi aBentura fuese cogiendo un vuelo con destino Fuerteventura, realmente empezó un año atrás: Rebeca –amiga, compi de piso, protaguionista en 2024 con ‘Lluvia de estrellas’ y coprotaguionista ahora con servidor en ‘Pobres diablas’, un proyecto de largo de comedia– volvió de El Hierro como esa gente que va a la India y dice que vuelve transformada y renovada, como si hubiera un antes y un después en su vida después de ese viaje.

Por mi parte, sabía que la isla tenía su encanto porque había visto el piloto de ‘Hierro’ (perdón por no seguir con el visionado, Pepe) durante la pandemia, pero me parecía que Rebeca estaba exagerando un poco. Aún así, cuando me propuso presentarnos este año conjuntamente con una historia ambientada en El Hierro, le dije “claro, chiqui, lo intentamos, pero dudo que te vayan a coger dos años seguidos”.

Me equivoqué.


Aunque en un acto de generosidad digno de Santa Teresa, me dijo que esta vez disfrutase yo de la experiencia “transformadora”.

La escena que viene a continuación es la siguiente: estoy en Bilbao, en mitad de una despedida de soltero, cuando recibo una llamada. La ignoré pensando que era spam, pero al rato pensé que lo mismo no era un teleoperador queriendo venderme un seguro de decesos, así que busqué el teléfono en Google (Sherlock desearía). El primer resultado de búsqueda: María José Manso.

Hiperventilo.

La llamo fingiendo no saber de quién era el número, marcándome la actuación de mi vida, digna de un alumno de la RESAD. María José me da la noticia: Rebeca y yo somos islabentureros. Me hago el sorprendido y le digo que me hacía una ilusión enorme la selección. Esto último no tuve que fingirlo porque era verdad.

También me mencionó que la tutora de las ‘Pobres diablas’ iba a ser Marta Buchaca. Doble alegría.

Corte a: estoy montado en el primer vuelo. Me tomo un Frenadol porque no me encuentro muy católico. Se acerca David Muñoz y me pregunta qué estoy leyendo. ‘Blackwater’, le contesto. Me dice que le pareció un rollo macabeo, que no le gustó nada el primer libro de la saga y que lo cedió a la biblioteca de su barrio. Lo hater no quita lo generoso.

Desde el bus que nos llevaba a nuestro destino, vemos que en la entrada del hotel hay una horda de cámaras (serían dos o tres, pero me gusta salpimentar la historia) que van a inmortalizar nuestra llegada como si fuéramos estrellas. Mi compañero Pablo Santidrián dice “me siento como Carrie Bradshaw en ‘Sexo en Nueva York 2’, cuando llegan al resort de lujo”. El símil no pudo ser más acertado.

Me atrevo a decir, desde mi humilde experiencia, que no hay una convocatoria de guión que trate mejor a sus seleccionados: regalos, hoteles de lujo –al menos para mí, que estoy acostumbrado a ordenar por precio, de menor a mayor, mis búsquedas en Booking–, un guía local que no se separa de ti, desayuno buffet y más regalos.

Me gustaría poder hacer un cuaderno de bitácora diario sobre mi experiencia en El Hierro, pero prefiero hacerle un favor a la persona que está leyendo esto y centrarme en los highlights herreños:

  • Rebeca no exageraba. Es más, se quedaba corta. El Hierro es de las cosas más impresionantes que he visto en mi vida. De hecho, casi acabo ingresado en un centro de salud en Valverde por sufrir repetidos stendhalazos.
  • Como tengo pánico a conducir, el Cabildo tuvo la deferencia de facilitarme un guía local que, además de llevarme hasta el último rincón de la isla, me contó miles de historias sobre su tierra. Si estás pensando en hacer una visita a El Hierro, Rubén Acosta es tu persona. Además de ser una Hierropedia andante, es un ser de luz al que le estaré eternamente agradecido por cuidarme durante tres días como si fuera su hijo y por descubrirme el mejor bar herreño: una venta kitsch a pie de carretera decorada con peluches de tigres de tómbola de feria y con un armarito que escondía una televisión que probablemente estuviera ahí desde el siglo pasado. Gracias por tanto, Rubén ❤️
  • Tener nietos no está entre mis planes, pero si los tuviera no dudaría en contarles que su abuelo fue entrevistado por el equipo del programa ‘Agenda Fantástica’, de la tele canaria. El momento álgido de este reportaje fue una suerte de microteatro que grabamos con la reportera, en el que mis compis de isla –Stefi y Pablo– y yo interpretamos a un grupo de exigentes guionistas. Si por esto no me nominan a un Feroz, yo ya no sé.
  • A excepción del fitness acuático, nunca me ha interesado mucho ningún deporte hasta que Rebeca y yo empezamos a documentarnos sobre la lucha canaria, el eje principal de nuestra comedia teen. Ahora puedo declararme fan. Y sinceramente, no entiendo por qué la ficción patria no ha explotado más esta disciplina declarada Bien de Interés Cultural y leyendas de este universo como El Pollito de la Frontera, personaje digno de biopic.
  • Sin duda, lo mejor del proceso creativo ha sido entrevistar a autóctonos que nos han ayudado a llevar el proyecto un paso más allá y darle verdad a nuestros personajes, así como también evitar alguna que otra cagada propia de unos peninsulares que desconocen gran parte de la idiosincrasia herreña. Mención especial para un grupo de adolescentes al que entrevisté con el fin de que me contasen cómo era ser teen en una isla de menos de 12.000 habitantes y el reto titánico de tener una cita sin que nadie del pueblo se entere.
  • Quiero recordar (o a lo mejor me lo he inventado) que Candela Peña mencionó en alguna entrevista que “El Hierro es muy fuerte” y no puedo estar más de acuerdo con ella. El Hierro es muuuuuuy heavy. Tanto que el año que viene voy a probar suerte presentándome otra vez a Islabentura con otro proyecto ambientado en la isla, aunque no sé si las bases legales lo permiten.

No me gustaría pasar por alto lo mejor de esta experiencia: las personas. Sobre todo aquellas que han hecho que mi primer acto de la aBentura sea inolvidable: el equipo de cocina responsable del buffet de desayuno de Barceló Fuerteventura Mar. No he visto un despliegue gastronómico de esta magnitud ni cuando viajaba de peque con mis padres a hoteles 5*.

Cierro el primer acto con unos compañeros increíbles, un arsenal de totebags, un queso ahumado herreño ESPECTACULAR y, por supuesto, con ganazas de que llegue el segundo acto en julio.

P.D.: Nada más volver a casa retomé la serie de ‘Hierro’ y, esta vez, estoy decidido a terminarla.