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Conduzco sola por primera vez en una carretera donde no caben dos coches de frente. A un lado, desierto, al otro, exactamente lo mismo; al frente una montaña, al fondo, un volcán.

Un volcán… Inactivo, sí, pero volcán, como el de Love of Lesbian que suena una y otra vez en el coche para recordarme que bastaría un huracán para activarme. ¿Cuánto tenemos en común esta isla y yo? Estamos a punto de saberlo.

Llego a Islabentura con la maleta llena de miedos, pequeñas erupciones que tengo que controlar: ¿Cómo encajaré con el resto? ¿Tengo demasiados años para esto? ¿Y si mi historia no está a la altura? ¿Qué pasa si no encuentro lo que buscaba? Seguro que he hecho una maleta absurda. ¿De verdad vas a echar cucal en el equipaje? Sí, que si me encuentro una cucaracha, me muero. ¿Cómo? ¿Que tengo que llevar un coche por la isla? ¡Si yo nunca he viajado sola! ¿De qué voy a hablar en las comidas si no conozco a nadie? ¿Dónde me siento en el desayuno? No me atrevo, no me gusta, no puedo… Me atrevo, me gusta, puedo.

Me encuentro la cucaracha en la cama, sobrevivo.

Durante una semana camino por el interior de Fuerteventura, donde aparentemente no pasa nada, pero yo sé que estoy pisando una isla con 22 zonas volcánicas. Tierra estable peinada por el viento, como en la canción de Santi Balmes. Yo me mantengo igual y doy el pego. “Parece que lo sabes todo”, me dice alguien. A los cinco minutos me tiembla una pierna en el pitch. La controlo. “Da la impresión de que siempre estás muy segura”. Ha funcionado. Dime tú a mí si eso no es Fuerteventura, este desierto lleno de emociones que tan bien disimula.

 

He aprendido mucho de un paseo al borde del mar donde el aire casi nos llevaba. Mis compañeros me han confesado algunas historias de amor, de maltrato laboral, de fantasías que no llegaron a cumplirse, de ilusión, de miedos a no ser suficiente. Hubo uno que me estaba contando un mundo maravilloso que llevaba en su cabeza, pero todo lo reducía al diminutivo, como si no se atreviera a darle importancia. Compartí la cena con un hombre infatigable que lleva toda la vida enamorado y ahora solo sueña con sentarse con su chica frente al mar. He vivido rodeada de fenómenos naturales desde que llegue a Canarias.

En mi próxima entrada os contaré la historia de los Blanco, una familia muy correcta que siempre, siempre, está a punto de estallar. Todo, como veis, sucede siempre bajo el volcán.

Y tú? Si FUeRas 1 DESAsTRe NaTuRAL… CuáL sERÍAs?

Aquí, el enlace a la canción de Love of Lesbian.