¿Qué siento después de haber entregado el guion?
Dilo Jose Luis…
Y se marchó
Y a su barco le llamó «libertad»
Y en el cielo descubrió gaviotas,
y pintó estelas en el mar.
Después de cinco meses de creación, por fin ha nacido el bebé.
Siempre he pensado: qué suerte tiene la gente que está en el momento adecuado, en el sitio exacto, a la hora correcta. Llevo presentándome a Islabentura desde su nacimiento en La Palma, y todos los años me llevo el chasco de la vida cuando no me cogen. Y es que, sin saberlo, no estaba ni en el momento adecuado, ni en el sitio exacto, ni en la hora correcta para que me seleccionaran.
Porque mi año fue con este proyecto, con este tutor y con esta gente.
Yo no iba a presentar Tras la vela. Tenía claro que quería presentar tres proyectos, pero le di prioridad a otros dos. El tercero iba a ser de terror, pero como no me dio tiempo a crear algo nuevo, saqué Tras la vela del cajón y lo volví a intentar. Pero la clave de que yo esté aquí no está en el proyecto, sino en los ojos que descubrieron en esa idea algo especial. Esos ojos eran los de David Muñoz.
Me repito más que un loro, pero Tras la vela no podría haber tenido mejor tutor. Él vio la luz en toda esa oscuridad. Trabajar con David ha sido como crear un barco: yo lo construía y David se encargaba de testearlo para ver si tenía agujeros o ya era seguro. Cuando conseguimos una embarcación sólida, nos subimos en ella y comenzamos a navegar. Aparecieron algunas olas que amenazaban con tirarnos, pero gracias al ingenio de David y a mi perseverancia (o cabezonería), llegamos sanos y salvos.
Pero lo maravilloso, aparte de que me cogieran el proyecto y que me tocara el mejor tutor del mundo, es que tengo unos compañeros extraordinarios. ¿No has pensado alguna vez qué hubiera pasado si hubieras ido a otro colegio en vez de al tuyo? No tendrías los mismos amigos, ni las mismas experiencias; a lo mejor serías totalmente diferente a quien eres ahora mismo. Pues esto es igual: la experiencia en Islabentura hubiera sido muy diferente con otras personas a mi alrededor.
¡Viento a favor! La siguiente parada será en Tenerife. Ya es la recta final, no me lo creo. Han sido cinco meses muy intensos; parece que fue ayer cuando empezamos, pero a la vez parece que fue hace mil años. No quiero llorar, pero todos sabemos que la despedida será dura. Así que hago una parada para comprar pañuelos y seguimos navegando por este sueño llamado Islabentura.