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Arima LeónProceso Creativo

¿Cuánto de canaria puedo ser en una película?

Soy de la clase de personas que piensa que los idiomas no pertenecen a ninguna Academia, sino a la gente que los habla. Cada vez que me enfrento a los diálogos de un guion que contextualizo en Canarias tengo miedo.  ¿Cuánto de canaria puedo ser? Y es que la pregunta no creo que sea ¿entenderán los diálogos? Sino: ¿harán el esfuerzo por entenderlos? Igual que hacen con las variantes del español en otros países, pero claro, Canarias “es España”, por eso la intención por comprender se desvanece.

Estoy cansada de que se ponga en tela de juicio el dialecto de mis personajes.

En un laboratorio hace poco me preguntaron por qué la protagonista de mi corto decía tantas veces “fleje”, a lo que conteste: Es que en Gran Canaria “fleje” se dice fleje. Su réplica fue que mi historia era universal y que no debía poner trabas en su entendimiento. Mi tutora no recuerdo de qué parte de la península era, pero seguro que de un sitio que no cuenta con la historia colonizadora que Canarias acarrea a sus espaldas. Porque sí, yo todavía en 2024, después de siglos de la conquista de Canarias y sin ser yo de sangre aborigen, en muchos momentos me siento absolutamente invadida por una cultura que no me pertenece.

En el colegio me obligaron a conjugar los verbos con el “vosotros” cuando yo jamás había escuchado eso en mi familia, me alegraba cuando me tocara un profesor de lengua que fuese peninsular porque así los dictados eran más fáciles (¿Era cielo o sielo?), en la Escuela de Actores me enseñaron que mi “s” aspirada no permitía que la audiencia comprendiera lo que decía y en la universidad tuve que refinarme y abandonar mis formas brutas de pueblerina subtropical para camuflarme entre intelectuales.

Así, poco a poco, la Academia fue modificando mi forma de hablar, pero cuando me enfrento a un guion quiero que mis personajes sean tan canarios como mi abuela Candelaria y sus vecinas, las misma que siempre empezaban una conversación con el “Y de quién sos tú” o “Yo nunca te ‘biera visto por aquí”.

Canarias se vende como plató natural y la industria viene a preservar una neocolonización explotando nuestros recursos naturales y económicos.  No obstante, siguen sin querer escuchar mucho sobre quiénes somos o cómo hablamos.

A veces siento que la industria no está preparada para personajes como mi abuela y sus vecinas.

¿Será este el momento de Tierra o tendré que volver a autoproducirme? Ojalá que no, porque, como decía, esta canaria deformada por la Academia ya está cansada.