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Jorge BegegaProceso Creativo

EL HIERRO NO SE ACABA NUNCA

Llegué a El Hierro aterrizando antes que el anterior avión, que tuvo que darse la vuelta por el aire o por el viento o por la niebla. No me acuerdo, pero da igual. Cualquiera de las tres sirve para reforzar la idea de que El Hierro es casi un mito. Es una isla, pero no solo.

Cuando en Dragon Ball Z el villano de turno amenazaba el mundo, Goku y sus amigos se metían en la Sala del Alma y el Tiempo. Una especie de no lugar. Una dimensión vacía e inmensa en un plano existencial aislado. El sitio al que iban a entrenar porque un día terrestre equivalía a un año, y por eso cuando salían eran más fuertes, más rápidos y con más melena.  A nosotros (los participantes de Islabentura) nos pasó un poco lo mismo con El Hierro, que después de una semana en el Pozo de la Salud (gracias por el cariño y la paciencia a todos los trabajadores del hotel) salimos mejores (pero de verdad, no como cuando el covid). Salimos mejores, pero también con una cuña de queso, una mermelada de piña que no hacía falta facturar y una quesadilla.

Yo salgo mejor también porque estoy rodeado de compañeros que admiro. Porque es un grupo en el que hay estrellas del rock, jovencísimas promesas del cine canario, doctoras, escritores de éxito, productores increíbles y gente que quiere pasar por el mundo (y cambiarlo) contando historias. La mejor gente.  Hay además, tutores  generosísimos que te tratan como compañeros y con los que te dan ganas de tomarte unas cervezas (de hecho lo hicimos) (Apúntame esto para la 210, porfa) Mención especial para Diana, mi tutora, y Rebeca, mi compi de tutora, porque no soy digno de que entren en mi historia pero me leen, me ayudan y  sus notas están siendo valiosísimas para que LUGDLP crezca y crezca.

Pero sobre todo salimos mejores y mejores guionistas por la semana de formación. Que Joaquín Oristrell te diseccione el proyecto es una pasada; porque aprendes, porque te ubicas dentro de tu propia historia y porque descubres que estás contando cosas que no sabías que estabas contando y yo nunca he chupado un sapo bufo, pero eso debe ser lo más parecido. Pepe Coira sonríe todo el rato, habla de la profesión con amor y cuando le escuchas hablar de cine, lo único que quieres es quedarte a vivir en Filmin. En su curso de guión y territorio aprendimos que no hay que mirar de arriba abajo cuando hablas de algo que no conoces, tienes que hacerlo con curiosidad; y que los lugares no se explican, se cuentan. Y podría seguir citando a Pepe con todas mis notas de ese día. Natalia Mateo nos dio la vuelta, nos cogió de los tobillos y nos sacudió, se cayeron todas las monedas (nuestras tonterías de autores) y nos enseñó no solo a trabajar con actores y con (como) directores sino también a respetar y poner el texto en el lugar que se merece. Y esto hizo que llorásemos, que riésemos y que nos contásemos los traumas como si fuésemos amigos de toda la vida. ¿Quién iba a decir que los guionistas tienen traumas? Me dejas de piedra.  El último día fue de tutorías, de aplicar el conocimiento de los talleres en nuestras historias y de que Diana nos hiciese preguntas y nos cuestionase cosas. También de ver que nuestros proyectos se están haciendo realidad. Y de sentirnos unos afortunados por vivir un laboratorio de guión con vistas al mar.

Pero no todo iba a ser currar, también hubo tiempo para recorrer la isla y las localizaciones de la serie Hierro (en algunas nos dieron vino y en otra casi morimos[i]), comer riquísimo y echar folixa el último día.

Gracias al pozo de la salud y a todos sus trabajadores por darnos de comer, de cenar, de desayunar, de almorzar, de merendar y por tenernos tan limpios y tan bien cuidados.

Gracias a El Hierro y la gente de sus instituciones por sus ganas de mostrarnos su isla y por hacernos herreños ad aeternam ¿Expresiones en latín sí o no? Dejadlo en comentarios.

Gracias a la gente de Muak y de Espabila por el cariño y por sacarnos tan bien en las fotos. Perdón por no saber usar el Google Drive.  Gracias sobre todo a María José y a Lorena, recogería los vasos y las botellas de todas las fiestas por vosotras.

Seguimos.

[i] Podéis encontrar toda la información sobre esto en las entradas de muchos de mis compañeros. O buscad en internet “La sociedad de Tacorón”