
¡Hola! ¿Hola? No sé si es un saludo digno después de tantas aventuras vividas y tantos senderos surcados, pero por si acaso, hola.
Creo que aún sigo en un estado de post shock. Tal vez negación. Me niego a creer que todos estos meses de conexión y creación hayan llegado a su fin. Pero hay ciertas cosas que hice y experimenté sobre las que me gustaría reflexionar.
Primero que nada, el pitch. Le tenía un miedo tremendo al pitch, porque aunque yo he actuado, interpretarme a mí misma y defender algo que me importa profundamente es harina de otro costal. Sin embargo he de admitir que lo disfruté muchísimo. Fue una experiencia catártica hablar de lo que he creado a personas que sabían poco o nada de mi proyecto, a personas que no son partes de Islabentura. Compartir lo que he creado, tras tanto trabajo en soledad y ver como lo recibieron las productoras y oyentes es algo mucho más valioso de lo que me imaginaba mientras preparaba el pitch con la consultoría y apoyo de Josep Gatell. Gracias también a Natalia Mateo por tu serenidad y confianza en Tenerife antes del pitch.
Segundo, enfatizar que el factor humano de Islabentura es lo que hace de esta experiencia algo totalmente único (gracias Maria José y Lorena, me las llevo en el corazón). Mi historia creció y se forjó en mi cabeza, en trozos de papel, pero también en las conversaciones al lado del mar en el Hierro, o en los largos trayectos en guagua mientras intentaba no marearme. Gracias a todas las personas que me hicieron preguntas, se interesaron por mi personaje e historia y me ayudaron a procesar mis ideas.
Me gustaría dar las gracias especialmente a mi tutora, ya que una de las cosas más bonitas que vivido ha sido ser tutorizada por Yolanda García Serrano, y a Arima, con quién compartía tutora, y cuyo apoyo y ayuda me ayudó a sentirme capaz en momentos en los que flaqueaba. Ella y yo tenemos muchas cosas en común, por lo que compartir ésa aventura con Arima y que nuestras historias de mujeres independientes y decididas se hayan llevado premios le añade dulzor a todo esto. Un dulzor que asienta a esta actriz de corazón, directora de profesión y que ahora claramente puede llamarse con mucho orgullo escritora, guionista.
Lloré lo suyo cuando estaba en el taxi de camino al aeropuerto, admirando el paisaje espectacular de Tenerife y recordando cada momento vivido en esta última semana. Ahora lejos de mi casa, pero de vuelta a mi otra casa, la del aire frío, siento una magua inmensa y una desazón al preguntarme, ¿volveremos a estar juntas algún día?
Espero que sí.
PS. Muchas gracia padre Teide por no entrar en erupción y cancelar la última semana de Islabentura, esta “aBenturera” de las historias te lo agradece.