
Hola amigas.
Bueno… no iba a ser un laboratorio eterno.
La última semana en Islabentura 24 me vino justo cuando más la necesitaba, (que a uno no es que le encante su trabajo actual).
Mi proyecto es una comedia sobre un equipo de fútbol mixto y yo llevaba el pitch bien aprendidito y machacado. Muy seguro de mí mismo y del proyecto. Todo gracias a Josep Gatell.
El reencuentro con todo el equipo y compis lo sentí como si fuese a visitar a la familia de toda la vida. Aunque se palpaban los nervios en el ambiente todo iba a ir chupi piruleta.
Esta semana no iba a ser solo de presentación, esto es una residencia, y esta semana también íbamos a aprender cosas. Porque mi problema no es hacer pitching, me encanta explicar los proyectos en los que estoy trabajando. Mi problema es el networking, el romper el hielo, el “dame tu email que te voy a mendigar curro”. Iba a aprender a superar esto.
El día del ensayo del pitch todo guay, el propio día del pitch súper bien también. Me habían solicitado seis reuniones, (ella, popular) que se convirtieron en más.
¿Lo de que no te hagan preguntas es bueno o malo?
Ni uno ni otro. Parece ser que en mi caso lo dejé todo clarísimo.
La actividad de replantar árboles como metáfora de nuestras semillitas en forma de historia fue de lo más interesante que he hecho este año.
Escribir libros. CHECK
Plantar árboles. CHECK
Tener hijos…. bueno igual adopto perros.
En la Constitución Española hay un artículo que dice que los artistas tienen que estar bien alimentados y eso Islabentura lo cumple por dos. Con lo que me gusta comer a mí.
En fin que fue una semana a tope pero increíblemente fructífera. Ahí estaba yo pidiendo contactos hasta en la puerta de embarque de vuelta.
Y quiero aprovechar este espacio para dar gracias. Gracias a los compis por ser chulísimes, a todo el equipo de producción, organización y comunicación de Islabentura por ser como unas segundas madres para nosotrxs. Por supuestísimo a mi maravillosa tutora Isa Sánchez por todo lo que me ha dado y ayudado.
Y también me voy a dar las gracias a mí, porque a veces hay que quererse más, dejar el síndrome del impostor en la basura y decirse a uno mismo un “bien hecho” bien grande.
Besis.