
Querido diario,
Mi serie favorita es Me Llamo Earl, literalmente es una serie que cambió mi vida. Gracias a ella conocí a AC/DC, aprendí lo que era el karma y me reí y lloré como ninguna serie había conseguido hasta entonces. Ni siquiera cuando en Zoey 101 fallece la abuela de Chase.
Pero si hay algo que destaca de Me Llamo Earl es que no tiene un final, está inconclusa. Y esa es la palabra que define a la Sagrada Familia, marrón, puntiaguda, rara e inconclusa. Porque Gaudí, que también tenía una barba marrón puntiaguda, rara e inconclusa, murió atropellado por un tranvía. Así que su obra maestra, su sueño, siempre quedará inconclusa.
Y así es como siento que fué mi despedida de estos 7 meses, con mis compañeros y con mi propio proyecto.
Yo esperaba poder despedirme de mis compañeros mientras se proyectaba un video resumen de nuestros mejores momentos al ritmo de Good Riddance de Green Day, y todos nos abrazamos como Teletubbies y llorábamos como bebés. Pero en su lugar, fué una despedida diluida en el tiempo y entre conversaciones triviales con productoras.
Y en cuanto a mi proyecto esperaba que todas las luces de la sala se apagaran durante el pitch y un foco iluminara a las productoras que estaban interesadas y me compraran in situ el proyecto, pero soy consciente de que no funciona así. Y sigo sin tener ni idea de que es lo que estoy haciendo y ni si soy merecedor de cumplir mi sueño. Así que:
Síndrome del Impostor 3 – Ale 2
No sé si habrá algún día en el que consiga mantener al impostor alejado de mí. Pero hasta entonces, agradeceré a todas y cada una de las personas que han estado conmigo durante este proceso.
A mis compañeros, por hacerse cargo de mis inseguridades durante el proceso creativo y a los que guardaré siempre en mi pequeño corazón latino.
A mis tutores por todo el cariño recibido y los consejos de vida que nos han dado. Aunque ese icono no era para mi 🙁
A mi familia, por soportar todas las locuras en las que me embarco.
Y muchas gracias a tí, lector. Por seguirme durante todo el proceso. Perdón si en algún momento confiaste en que ganaría la batalla. Pero esta siempre ha sido una historia de perdedores.
No siempre es un tranvía lo que impide que una marrón, puntiaguda y rara iglesia sea construida. La mayoría del tiempo es muy difícil, muy caro o da mucho miedo continuar con nuestros sueños. Solo cuando paras es cuando te das cuenta de lo difícil que es empezar de nuevo otra vez. Así que te esfuerzas en autoconvencerse de que no quieres cumplirlo y eres feliz así.
Pero siempre está ahí. Y hasta que lo cumplas siempre va a estar…
Ale