No sé si ha sido fruto de la casualidad, o, probablemente, que estamos todas un poco de los nervios -que yo creo que más bien es eso-, pero precisamente hoy he hablado con varios de mis compis sobre cómo van nuestros proyectos. Y tengo que decir que me he sorprendido a mi misma gratamente cuando he respondido “bien” todas las veces que me han preguntado cómo iba el mío. Y sin dudar. (O no mucho).
Y claro, pues no he tenido más remedio que ponerme a analizar por qué he dicho un “bien” tan rotundo, si hasta hace diez días estaba sudando la gota gorda y no quería ni que me mencionaran mi proyecto de serie.
Bueno, pues es que lo que pasa es que no es que vaya BIEN en plan que se van a pelear por ‘Astro!’ todas las productoras, cadenas y plataformas del mundo. No, no. Es más bien que, desde mi vuelta de El Hierro, he currado mucho, MUCHO, y de forma bastante constante. Así que ese BIEN que yo misma he dicho sin dudarlo ni un segundo (o más o menos), no es, ni más ni menos, que mi satisfacción personal al habla.
Estoy contenta con mi proyecto. Eso no quiere decir, PERO PARA NADA, que no tenga que seguir trabajándolo. Me queda un largo camino. Pero si bien antes el camino tenía más curvas que la carretera El Pinar – La Restinga (si no has estado en El Hierro, no lo entenderás. Perdón por no pertenecer a la Sociedad de Tacorón), ahora veo perfectamente la línea de meta.
Aunque soy miope, así que igual es sólo un muñeco hinchable de esos que colocan en la entrada de los concesionarios de coches usados.
Hace poco leí, en una cuenta instagramera de humor dedicada particularmente a mujeres, un post que decía (traducción MUY libre) “esta mujer acaba de conseguir algo difícil, con lo que, naturalmente, está empezando a pensar que tan difícil no sería”.
(Aquí os lo dejo aquí por si os hace tanta gracia como a mi).
Y no, yo sé que lo de no ver, a posteriori, el valor de un logro no es algo exclusivamente femenino. Ni mucho menos. Pero sí es algo que solemos hacer. Vamos, a mi me pasa muchísimo, y esto de escribir un piloto en una versión aceptable y estructurar una serie con millones de tramas en sólo seis episodios sin morir (o no mucho) en el intento no iba a ser una excepción.
Pues es que tampoco es tan difícil escribir un guioncito de nada. Y en fin, en realidad es que es una comedia, así que es más fácil aún. (Sí, claro, como si escribir comedia fuera fác…) pero vaya que es que es un piloto de 30 minutos. Ni que fuera una pelícu… (como si escribir un piloto corto de comedia que si no engancha en los primeros 10 segundos fuera fác…), pero oye, que es comedia surrealista, así que, verás, si no tiene sentido tampoco es que se vaya a hundir el mund… (como si hacer algo surrealista que no roce lo ridículo fuera fác…).
En fin, ya véis por dónde voy.
O por donde iría OTRO DÍA. Porque es que resulta que HOY he dicho que lo mío va BIEN tantas veces, y con tanta convicción, que debe ser que estoy convencida de verdad. Y eso me hace sentir, ¿adivináis? Pues sí. BIEN. Muy bien. Y por una vez, encima, voy a reconocer que no ha sido fácil. No, no lo ha sido.
Ay, mira, ya sabía yo que… Ha sido justo escribir esta última parte y ya me ha venido un pensamiento intrusivo a molestar. “Ya, bueno”, me ha dicho, “que sí, que lo has hecho, y que sí, mujer, está muy bien que estés contenta, pero aún no te ha dado notas de las tramas tu tutor”.
Y sí.
¡Pero no pasa nada! Porque, ¿sabes qué, mente retorcida? Que aunque tenga que hacer cambios, que seguro que es el caso, todo lo que llevo vivido, trabajado, y sufrido (que sí, sufrido también) desde que empecé con este proyecto me han ayudado a ser mejor guionista. Así que sí: BIEN, VOY.A todo esto, ayer vi un vídeo de una tortuga a la que le han fabricado un mini patín para que pueda correr junto a su compañero de piso que no es ni más ni menos que un gato. Y la verdad, me sentí muy identificada con la tortuguina que, con ayuda del ingenioso invento que se ha agenciado, ahora va a toda leche. Porque sí, como la tortuguina skater, yo también avanzo a buen ritmo, claro que sí. Pero que no me quiten los ruedines aún, por favor.
Venga, vamos, un empujoncito más, y entregamos. (Luego vendrán los lloros, pero eso lo dejo para otro post).